viernes, 12 de febrero de 2010

HOJA 10ª


PALABRA DE DIOS


Del Profeta Jeremías

Así dice el Señor:
Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.

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Dichoso el hombre que no sigue el camino de los impíos; ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos, sino que su gozo es la Ley del Señor, y medita su Ley día y noche…, cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así: serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Oración

Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón; concédenos vivir de tal modo la vida de la gracia que merezcamos tenerte siempre con nosotros.
REFLEXIÓN

Como dos paralelas que nunca se encuentran. Sus puntos de partida son diferentes, y distintos los de llegada; irremediablemente. Una vida parte del Señor y tiene buen fin. La otra se confía en sí mismo y acaba mal.

Jesús, el Señor y el Maestro, que nos explica las Escrituras, nos enseña esto en varias ocasiones. “Donde está tu tesoro, está tu corazón” nos advierte, y se lo explicitaba a aquel joven que cumplía los mandatos de Dios: adquiere un tesoro en el cielo; es decir, Dios ha de ser tu tesoro, tu corazón ha de estar regido por Dios.

Penoso es el abandono que muchos cristianos han hecho de la Iglesia, de la participación activa de la vida eclesial; lastimoso, sin duda. Pero lo más dramático es cómo Dios ha sido apartado en sus vidas y de la sociedad en grandísima medida. Y esta realidad nos alcanza, como tentación, a nosotros mismos. Negado como Creador, ignorado como Padre, despreciado como Amigo y compañero de camino y no esperado como brazos a acogida al final de nuestro peregrinaje. Nosotros lo confesamos con los labios como Señor, único Dios; muy probablemente, en alguna medida, en nuestro interior; sin embargo, ¿no podríamos, no deberíamos avanzar más en ello?

En las dificultades, en los desánimos –hoy muerden tantos nuestra alma- es cuando mejor descubrimos dónde está nuestro corazón. Pues ser cristianos no consiste sólo en estar bautizados o hacer unos rezos en el templo por los difuntos de alguien o en llevar unos distintivos. Sino en confiar en Dios, creer en el Evangelio, fiarse de lo que nos enseña y en seguir los criterios de vida que nos muestra Jesús. El nos señala una felicidad más definitiva que las pasajeras que nos puede ofrecer este mundo que, cual árbol asentado en tierra árida, al llegar la dificultad para el bien, acaba en la injusticia, mentira, soberbia… muerte.


NOTICIAS

* Hemos tenido entierros en Palacios: el 8 de febrero Rufina Beneítez Sastre. El 10 de febrero Francisca Martín Fernández del Campo. Descansen en paz.

* Es verdad que puede parecer lejana la fecha de la Jornada Mundial de la Juventud, del 16 al 20 de agosto del 2011, en Madrid. Pero la acogida a tres mil jóvenes extranjeros en nuestra diócesis, entre los días 12 al 15 de agosto, no se puede improvisar unas semanas antes. Por ello hemos de ir preparándola ya. Necesitamos un buen número de familias que estén dispuestas a recibir y hospedar durante esos días a dos jóvenes. Con frecuencia lamentamos la lejanía de Dios y de la fe en la que viven no pocos jóvenes; siempre podemos hacer mucho, pero hay momentos especiales en los que nuestra labor alcanza la categoría de significativa. Sin duda, éste es uno de ellos. Con seguridad esta hospitalidad enriquecerá vuestras familias y hogares, porque compartir la fe y la vida, aunque sólo sean tres días, con cristianos de otros países y lugares, siempre es un regalo. Nuestra Iglesia necesita jóvenes dispuestos a conocer, amar y seguir –no sólo como sacerdotes o religiosas- a Jesucristo. El Señor los necesita y, sobre todo, ellos necesitan al Señor. Pensémoslo y animémonos.

OTRAS NOTICIAS DE LA PRENSA: PARA ALUCINAR

+Un estudio revela que si, dentro de un matrimonio, el hombre es más feliz que la mujer hay mayores posibilidades que todo termine en divorcio, pero no si sucede al contrario.

+"Phil", la famosa marmota de Punxsutawney en Pensilvania, predijo este martes otras seis semanas de invierno en EEUU. La tradición de "preguntar" al animal sobre la llegada de la primavera en este estado americano tiene más de un siglo de historia.

+Hasta 5000 euros por enterrar un perro en cementerio de mascotas en Madrid, llamado Último Parque, abierto desde 1983.

+El Banco Santander logra 8.876 millones de beneficio en el peor año de la crisis.
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Con el lema “Contra el hambre, defiende la tierra”, Manos Unidas inicia su Campaña LI empeñada en la erradicación de la pobreza y el hambre, desde la defensa de la tierra y el cuidado del medio ambiente, conscientes de que los efectos de los cambios y los desastres climáticos afectan sobre todo a la vida de los más pobres.
Manos Unidas Denunciamos que:

Estamos haciendo un mal uso de los recursos de nuestra Tierra:
Explotamos las fuentes de agua, los ríos y los mares, de manera indiscriminada y en beneficio de unos pocos.
Destruimos los bosques con los incendios y la tala de árboles.

Contaminamos el aire, quemando combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas, de manera insostenible, y provocamos un deterioro irreversible.

Degradamos la tierra y el agua con vertidos y desechos tóxicos incontrolados.

Con estas acciones y comportamientos degradamos la dignidad de las personas, en la medida en que empeoran las condiciones de vida, sobre todo de los pobres, que son los más vulnerables.

Si no reaccionamos:

Aumentará la dificultad para conseguir alimentos, por la pérdida de tierras para la producción agraria, y se agravarán las situaciones de pobreza y la deficiente calidad de vida.

Aumentarán las enfermedades relacionadas con el agua, con la falta de saneamiento y el calor, como la diarrea, el dengue, la malaria y el paludismo.

Aumentarán las migraciones forzosas y los refugiados por las catástrofes, el deterioro, la erosión, la deforestación y las sequías prolongadas.

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