domingo, 26 de junio de 2011

HOJA 65

Habló Moisés al pueblo y dijo: Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre y después te alimentó con el maná que tú no conocías ni conocieron tus padres para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No sea que te olvides del Señor tu Dios que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, su sequedal sin una gota de agua; que te sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres. (Deuteronomio 8, 2-3.14-16) Primera Lectura


Hermanos: El Cáliz de nuestra Acción de Gracias, ¿no nos une a todos en la Sangre de Cristo? Y el Pan que partimos, ¿no nos une a todos en el Cuerpo de Cristo? El Pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque comemos todos del mismo Pan. (1ª Corintios 10, 16-17) Segunda Lectura

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este Pan vivirá para siempre. Y el Pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. (Juan 5, 51-51) Evangelio

Glorifica al Señor, Jerusalén

Alaba a tu Dios, Sión,

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina;

Él envía su mensaje a la tierra

y su palabra corre veloz.

Anuncia su palabra a Jacob

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así

ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén

Oración

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todo poderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, en la Ultima Cena con los apóstoles, para perpetuar su pasión salvadora, se entregó a sí mismo como Cordero inmaculado y Eucaristía perfecta. Con este Sacramento alimentas y vivificas a tus fieles, para que su misma fe ilumine y su mismo amor congregue a todos los hombres que habitan un mismo mundo. Así, pues, nos reunimos en torno a la mesa de este Sacramento admirable, para que la abundancia de tu Gracia nos lleve a poseer la vida celestial. Por eso, Señor, todas tus criaturas, en el cielo y en la tierra, te adoran cantando un cántico nuevo; y también nosotros, con los ángeles, te aclamamos por siempre.

REFLEXIÓN

El Libro del Deuteronomio, del que está tomada la primera Lectura, ilumina nuestra vida. Decimos a veces que somos aves de paso; es más acertado, por su grandeza y hondura, vernos como peregrinos, caminantes por esta tierra con la mirada puesta en horizontes que están más allá de lo que podemos ver. En este peregrinaje lleno de pruebas y dificultades (dragones y alacranes; carestía y sed) no vamos solos; no nos hallamos abandonados a nuestra suerte o fatalidad. No. Dios nos acompaña. Y en Dios todo es Vida; el vivir mismo nos viene de Él. De su boca sale la Vida. Insufló sobre el muñeco de barro y empezó a éste un ser viviente. De su boca sale la Palabra creadora de cuanto existe, visible e invisible. Esa Palabra, su Hijo, se hace hombre, como nosotros, prójimo y hermano de todo hombre y mujer. Dios nos acompaña en el peregrinaje de la vida, sobre todo cuando Cristo, su Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor. Esto es lo que hoy, solemnidad del Corpus Christi, celebramos los cristianos en comunión con toda la Iglesia. Hacemos visible, mediante la procesión del Santísimo Sacramento, la invisible, pero real, presencia de Dios, en su Hijo, en nuestras vidas de peregrinos. Él mismo se hace peregrino en nuestras calles.

En torno al Santísimo Sacramento caminamos unidos, en la misma dirección, con los mismos cantos y oraciones. Es Él quien nos une a su alrededor. Él nos congrega a los que nos ha alimentado con su Palabra vivificadora y orientadora y con su propia Vida entregada como alimento y viático. Nos hace comunidad suya; a los muchos, un solo Cuerpo, como nos dice san Pablo. Somos su Iglesia; todos unidos, formando un solo cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo, en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios.

Por ello es un día de Amor, de caridad. Es el día de Caritas. Al honrar y adorar al Sacramento que nos congrega, brota, como el agua del manantial, nuestra cercanía eficaz hacia nuestros prójimos, hijos del Dios y hermanos nuestros, miembros del Cuerpo del que formamos parte. Colaborar con Caritas diocesana es una consecuencia lógica de nuestra condición de cristianos en este día en el que podemos cantar a pleno pulmón, cual peregrinos esperanzados, que somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor.

NOTICIAS

+ Con las vacaciones escolares nuestros pueblos se rejuvenecen; un buen número vendrán a pasar algunas semanas de vacaciones con nosotros. A todos les deseamos una feliz estancia y un buen descanso. También nuestra hojita de la Unidad de Pastoral va a cerrar su humilde redacción durante el verano. Volverá a aparecer, Dios mediante, bien entrado el mes de septiembre. Aprovechamos esta ocasión para, una vez más, agradecer la acogida que tiene.

+ La labor de ayuda que Caritas Diocesana lleva a cabo es ingente; por ello, necesita de nuestra constante colaboración. En múltiples ocasiones lo hemos expuesto en esta hojita. Se nutre Caritas principalmente de la acción de voluntarios y de los donativos de los fieles diocesanos. Para ampliar nuevos proyectos, todos ellos necesarios, necesita contar de antemano con la cantidad de dinero que ellos exigen. Por eso nos insta a todos nosotros a que nos hagamos socios de Caritas; de esa forma el Secretariado puede prever si es factible tal o cual actividad. Hacerse socio comporta el comprometerse a colaborar con cierta cantidad ( 5, 10 ó 15 €) mensual o trimestralmente ¿Cómo hacerse socio? Puede uno acudir a la Delegación de Caritas, c Monroy, 2, o llamar por teléfono: 923 281713 solicitando un impreso para hacerse socio. También pueden preguntarnos a cualquiera de los párrocos, y se lo facilitaremos muy gustosamente

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