viernes, 26 de febrero de 2010

HOJA 12

PALABRA DE DIOS


De san Pablo a los Filipenses
Hermanos:
Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en mí. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición, su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

****
El Señor es mi luz y mi salvación.
¿A quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro;
no rechaces con ira a tu siervo, que Tú eres mi auxilio.
 Espera en el Señor, sé valiente; ten ánimo, espera en el Señor.



Oración
Señor, Padre santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra, santifica los cuerpos y almas de tus siervos, así nos preparemos para celebrar dignamente las fiestas pascuales, y, de esa forma, con mirada limpia contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Amén.

REFLEXIÓN
Estamos de paso; ciertamente plantados por Dios en esta tierra para una tarea, pero nuestra meta traspasa el tiempo y la historia. Ciudadanos de este mundo y… del cielo, nuestra morada definitiva. Es importante, pues, el camino que elegimos. Tan equivocados como hermosos son aquellos versos del gran poeta Machado: “caminante, no hay camino”. Hay un camino. Si, un camino que conduce a la Pascua que no acaba.

Jesús se llevó a tres de sus discípulos hacia una montaña alta y les mostró no sólo la meta hacia la que se dirigían sino también el camino. Su rostro y lo que lo envolvía se mostró pleno de luz increada, ningún batanero podía hacerla brillar así; juntó a él, ya con gloria, quienes sufrieron en fidelidad de amor: Moisés y Elías. Hablan del amor tan extremado de Jesús que se vaciará a sí mismo, en la cruz, para entrar en su gloria. Jesucristo, el Señor, el que murió por nosotros es el camino a seguir; estar con Él es la meta. Es el rostro visible de Dios, el que hemos de buscar. Si se nos escondiera, sería la mayor de nuestras desgracias.

Estamos en cuaresma, caminantes hacia la Pascua. ¿Cuál está siendo nuestro camino cuaresmal? ¿Dirijo mis pasos en esta tierra y tiempo por el camino que me conduce a la ciudadanía del cielo? ¿La deseo, la suplico, la espero? ¿En qué lo estoy notando? O, por el contrario, el “rostro” que yo busco ¿es mi propio capricho y me glorío en mis desvaríos por un camino erróneo? ¿En qué lo noto? Detengámonos un momento y pensemos.

SUBAMOS AL TABOR

CAMINANDO EN CUARESMA

Estas preguntas no agotan todo lo que contienen los Mandamientos; son sólo pistas y orientaciones. Lo importante es dejarme mirar por Dios Amor; pedirle la graciosa suerte de poder verme como Él me ve; pues el amor auténtico es el que descubre la verdad de mí mismo.

Honrarás a tu padre y a tu madre


No matarás


No cometerás actos impuros


No consentirás pensamientos ni deseos impuros

¿Amo a mi familia o me aprovecho de ella? ¿Hago lo posible para que mi casa sea un hogar de amor, de libertad y responsabilidad? ¿Comparto las tareas familiares con disponibilidad, aunque me cueste? Sin agobio ni temor, ¿cuido la estabilidad y fidelidad de mi matrimonio? ¿Rezamos en familia, ocupa Dios un lugar singular en mi casa, enseñamos a los hijos y nietos a orar?

¿Respeto y corrijo a mis hijos con amor? En lo que esté a mi alcance, ¿busco para ellos lo es bueno y limpio?. ¿Les inculco la honradez, honestidad, generosidad? ¿Participo activamente en su vida cristiana, tal como prometí solemnemente al presentarlos al Bautismo? ¿Atiendo con respetuosa delicadeza y amorosa paciencia a mis familiares enfermos, ancianos, en necesidad?

¿Amo la vida en toda su integridad, a todos los vivientes? ¿Respeto su vida y dignidad humana, su buen nombre, su honra? ¿La denigro con insultos, ofensas, desplantes..? ¿Cómo contribuyo para erradicar el hambre en el mundo, socorrer a los pobres, ayudar a los inmigrantes? ¿El que alcance a todos los hombres el disfrute de una vida digna es una de mis preocupaciones? ¿Qué hago para ello? ¿Amo de verdad a mi prójimo? ""¿Atento contra la vida de los demás por imprudencia culpable en el tráfico?". ¿Cómo me comporto con quienes no me quieren, con los que me quieren mal? ¿Dejo que mi corazón se deje llevar de odio, envidia, malquerencia…? Si tengo enemigos, ¿rezo por ellos? ¿les devuelvo bien por mal? Sin vida regalona, ¿cuidas tu salud?

Lesionado y desencajado por el pecado, nuestro ser está a merced de impulsos y deseos no siempre bien orientados. ¿Procuro mantener ordenados y limpios mi pensamiento y corazón? ¿Oriento las pulsiones sexuales en orden a una armonía estable, en donación de amor, dentro del matrimonio, para la apertura a la vida? ¿El amor y la responsabilidad presiden estas relaciones? ¿Tomo la vida sexual como algo cómico y sin importancia? Las expresiones de afecto y entrega honda y fusionada ¿las vivo como cualquier otra cosa de quita y pon? ¿Atento contra mi propia dignidad, cediendo mi cuerpo para no perder amigos, fiestas, compañías…?

¿Crees que tu vida sexual es libre porque la realizas tal como lo hace tu entorno? ¿Te has preguntado alguna vez cuál es la verdadera razón de ser de la sexualidad, para crecer en riqueza humana y cristiana y en madurez de amor creciente y fiel?



NOTICIAS

*Enterramos el 14 de febrero en Almenara a Torcuato Prieto Valle. Descanse en Paz.

* Estos días en la prensa salen noticias de curas que por diversos motivos no han sido buen ejemplo. Podemos preguntarnos ¿cuándo saldrán los miles de curas, que sin ser estrellas, se dedican a las parroquias de modo humilde? Lo bueno parece que no vende, ni se aprecia hasta que no falta. Esta cerca el día del Seminario, roguemos al Padre Dios que nos envíe vocaciones y dé fuerzas a los sacerdotes que ya están.

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