sábado, 24 de abril de 2010

YO Y EL PADRE SOMO UNO CUIDANDO EL REBAÑO

HOJA 19

DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS


Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios dándole culto día y noche en su templo. El que se siente en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.





Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores.

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño.

El Señor es bueno, su fidelidad por todas las edades.



Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Amén

REFLEXIÓN

Le preguntaron a Jesús una vez: ¿Serán muchos los que se salven?. Y, en otra ocasión, los discípulos le expresan su desazón: Si tal es…¿quién podrá salvarse?. Nos habría gustado que las respuestas de Jesús hubieran sido como algunas de las nuestras, que van desde melosas y dulzonas hasta agrias y destempladas. No. Las de Jesús fueron, sin decir un “sí” o un “no” que satisfacen la curiosidad, destellos de llamada a la seriedad y responsabilidad, éstas forman el recipiente idóneo para acoger la acción de Dios.

La salvación es obra de Dios, fruto de su Gracia dadivosa, que hemos de desplegar con esfuerzo (sostenible dicen los políticos de hoy), en fiel perseverancia, blanqueando nuestras vidas en la sangre del Cordero, que es amor herido y, por ende, Amor mayor y pleno. Amor no basado en el capricho que sólo conduce al aumento de caprichosos en número e intensidad; amor que no cede ante el chantaje o amenazas, menos aún si están revestidas de coloreo piadoso. Amor que nada tiene que ver con asistencia a funerales –máxime si los familiares están presentes-. Es fidelidad a Dios aún en medio de la tribulación, en libertad; sin exigir, ya que la perseverancia es nuestro premio y corona. Él es nuestro consuelo y Pastor. Este permanecer en el seguimiento a Jesucristo lo han realizado y lo realizan muchos de nuestros hermanos, una muchedumbre inmensa. Jesús decía que llegarían del norte y del sur, de oriente y occidente para participar de la Mesa del Reino consumado, comensales de los patriarcas que recibieron la promesa salvadora de Dios.

Quienes no acogen esta promesa y se esfuerzan, especialmente en la dificultad y persecución, serán, pese a haber sido los primeros >>>>>>>>>

en la invitación y dádiva, los últimos, ellos se han excluido, apartado. Revistámonos, pues, de Jesucristo, Cordero de Dios. Despertemos en nosotros creciente deseo de conocerlo más para configurarnos con Él. Sería una pena quedarnos con los conocimientos de la infancia, con prácticas que han ido quedando en pura tradición, vacías de contenido, medio inservibles para el momento de hoy, tan necesitado de hombres y mujeres que demos razón de nuestra fe y esperanza en este mundo saturado de infeliz carcajada.

**********



En la mañana de Resurrección,

caminan al sepulcro

donde está el Redentor.

Se preguntan al marchar:

“¿Quién moverá,

quién abrirá la tumba

donde está el Señor?

El Señor, nuestro Dios, resucitó,

Aleluya, aleluya, aleluya.

En la mañana de Resurrección

vivimos la esperanza

de un futuro mejor.

Ser testigos del Señor

exige cambiar,

exige luchar por un mundo

de justicia y paz.

El Señor, nuestro Dios, resucitó,

Aleluya, aleluya, aleluya.



NOTICIAS

<> Ha sido un deseo en el que ponemos cierto empeño, y nos congratulamos de ello: la semana pasada esta hojita de nuestra Unidad Pastoral cumplía su mayoría de edad. Se reparten en total……; ello quiere decir que alcanza a ese número de familias. ¿Está dando el fruto que nosotros deseamos? Este es obra de Dios y de la libertad del corazón que lo acoge; nosotros sólo somos sembradores, siervos inútiles, de su Hijo. A Él la gloria por los siglos, y a vosotros gracias por la aceptación de este sencilla semilla.

<> El día 28 de abril se celebra el “Día de la salud y la seguridad en el trabajo” y el 1 de mayo san José, obrero. Hay datos preocupantes; de los más de cuatro millones de parados que hay en España, más de treinta mil los tenemos en Salamanca. Más de mil doscientos trabajadores mueren al año en accidente laboral en España, y superan los ocho mil los que quedan gravemente disminuidos en su capacidad o salud. Es superior, en el mundo, el número de fallecidos en accidentes del trabajo al de los que causan las guerras.

<>La imagen de la hoja anterior estaba tomada del Beato de Liébana, representa el cordero del apocalipsis (Cristo) rodeado de los evangelistas y angeles . Arriba esta juan en actitud de escribir el libro.

viernes, 16 de abril de 2010

HOJA 18


*******

DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS


Yo, Juan, miré y escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: “Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.” Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar –todo lo que hay en ellos-, que decían: “Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.” Y los cuatro vivientes respondían: Amén. Y los ancianos cayeron rostro en tierra, y se postraron ante el que vive por los siglos de los siglos.


Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

REFLEXIÓN

Eco vivo y fiel de esta “visión” de Juan en Patmos son algunos momentos de la Celebración eucarística; muy singularmente en el himno del Gloria, cántico de alabanza a Jesucristo, el Señor. Mediante el rezo o canto del Gloria, la comunidad cristiana proclama el señorío absoluto que posee el Crucificado y Señor de la gloria. Lo hace en esta tierra, en este momento histórico. Es adoración, glorificación, gratitud y súplica.

La comunidad, el grupo fiel que asiste y celebra la Eucaristía dominical, peregrina en este mundo en el que existen muchos “señores”: el dinero, la prepotencia, la mentira.., con poderosos resortes mediáticos para dirigir las mentes y atraer las voluntades con su propaganda masiva. Todo ello es fruto del corazón herido y desviado y, al mismo tiempo, los medios que usa lo hieren y desvían más aún. Esta fuente y estos cauces llevan al hombre a la muerte, de la que son preludio el egoísmo, avaricia, indiferencia, frivolidad… a toda clase de despropósitos ya sea callejeros o institucionales. La comunidad cristiana sabe –y a veces lo sufre en su carne- que la verdad, la gratuidad, la confianza, la esperanza se devalúan, no cuentan; son despreciadas; dicho de forma más exacta: han sido crucificadas en Jesús, el Señor. Mas el rezo del Gloria, muy particularmente en el Tiempo Pascual, afianza la certeza de que el triunfo último y definitivo lo tiene la fe, la esperanza y el amor en Aquel que nos amó y ama; y por ello le alaba y suplica.

Así, pues, el rezo del Gloria hecho con sentido y sosiego nos da alegría y júbilo por el triunfo de la Bondad de Dios, de su plan salvífico. Pero igualmente comporta en quienes lo recitamos con fe y esperanza un camino de vida, la senda que conduce a la Pascua eterna. Nos invita e insta a llevar, de palabra y obra, el anuncio de este triunfo del Señor. Hemos de instaurar la belleza y sinceridad, la honestidad y la ayuda, la dignidad y la nobleza, la laboriosidad y el desprendimiento, la cercanía al pobre y al necesitado, la colaboración para la educación y el respeto, la paz y el amor…

Quédate junto a nosotros

que la tarde está cayendo,

pues sin ti a nuestro lado

nada hay justo, nada hay bueno.

Caminamos solos por nuestro camino,

cuando vemos a la vera un peregrino,

nuestros ojos, ciegos de tanto penar,

se nos llenan de vida, se nos llenan de paz.

Buen amigo, quédate a nuestro lado,

pues el día ya sin luces se ha quedado;

con nosotros quédate para cenar

y comparte mi mesa y comparte mi pan.

Tus palabras fueron la luz de mi espera,

y nos diste una fe más verdadera;

al sentarnos junto a Ti para cenar,

conocimos quién eras al partirnos el pan.


NOTICIAS

En medio de diversos festejos, atracciones y yantares compartidos, el día 12 tuvimos en Torresmenudas la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen de la Paz. En la santa Misa, cantó preciosamente el coro “la Contradanza”, entre otras, dos piezas a la Virgen que arrancaron más de una lágrima; también danzó en la procesión a la que devotamente asistimos, en esta ocasión, acompañados por un buen grupo de nativos, ahora residentes en otros lugares como, por ejemplo, don Joaquín Tapia que concelebró. Sin duda, un día bonito, piadoso y festivo. Al día siguiente, recordamos a los difuntos de esta Parroquia. Gracias a todos cuantos ayudaron al esplendor de estas jornadas.



¿ALGUIEN SABE QUE REPRESENTA ESTA IMAGEN?

PUEDEN RESPONDER A LOS PÁRROCOS EN PERSONA O POR MAIL, EL PREMIO SERÁ APARECER EN LA PRÓXIMA HOJA

Luis: luigd1@hotmail.com

Miguel: miguelyuste3@hotmail.com

sábado, 10 de abril de 2010

HOJA 17


LIBRO DEL APOCALIPSIS


Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la esperanza en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la Palabra de Dios y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente, como una trompeta, que decía: “Lo que veas escríbelo en el libro, y envíaselo a las siete iglesia de Asia”. Me volví a ver quién me hablaba, y al volverme, vi siete lámparas de oro, y en medio de ellas una figura humana, vestida de larga túnica con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verla, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: “No temas, Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y ya ves, vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde”.





Dad gracias al Señor porque es bueno. Aleluya

Porque es eterna su misericordia. Aleluya.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Aleluya

Señor, danos la salvación. Señor, danos prosperidad.

Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

ORACIÓN

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que la sangre nos ha redimido. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

REFLEXIÓN

Con figuras e imágenes –no con vana e infundada imaginación-, nos escribe el autor del libro del Apocalipsis, que significa Revelación. Notablemente alejados de nosotros sus símbolos, hace que no nos resulte atractiva su lectura. Este Libro está escrito por un desterrado, y dirigido a quienes soportan tribulación por vivir la fe, por mantenerse fieles en la vida cristiana. No apaga la dificultad, mas sí alienta a seguir, consuela en la penalidad y fortalece la esperanza. Es un Libro de bálsamo en la espera paciente y fiel al Viviente y, ante todo, un canto de apasionado amor a Jesucristo, el Principio y el Fin, el Vencedor y Libertador.

La “visión” que inicia y es fuente de la composición del Libro sucede en domingo, en el día del Señor. El que habla es el Señor; se dirige a un desterrado, atribulado y perseguido; con el apremiante encargo de anunciarlo y llevarlo a quienes sufren por pertenecer a su comunidad, al grupo de sus discípulos. Palabras de este Libro nos serán proclamadas a nosotros, sus seguidores, cada domingo del Tiempo Pascual. En efecto, en no poca medida, nosotros hoy sufrimos, a causa nuestras incoherencias internas y de un ambiente en casi nada favorable, en nuestro deseo sincero de ser fieles a Jesucristo, en medio de su Iglesia. A veces sentimos la tentación de abandonarlo, de desligarnos de su comunidad. Nos puede estar ocurriendo como a Tomás, descolgado y ausente del grupo; como a Juan en Patmos, temeroso y desalentado, o al grupo de los diez apóstoles, silenciosos y encerrados a cal y canto por miedo. Sí, en la mañana del domingo, nos dice, como a ellos, no temas, paz a vosotros. Yo soy el que vive. Estaba muerto, pero mirad mis manos y mis pies taladrados ahora gloriosos por los siglos. Y desde Él podemos entender lo que nos sucede, comprender lo que ocurre a nuestro alrededor, lo que nos va a venir. Nos incorpora a Él; mediante su Espíritu nos introduce en su Muerte y Vida; nos asocia a su misión y destino. Cada Eucaristía, singularmente la dominical, es vivencia de este encuentro que Jesucristo quiere tener con nosotros. Es el Señor quien lo hace; es un milagro patente, cantamos.





Quédate con nosotros, la tarde está cayendo.

Quédate con nosotros, quédate

¿Cómo te encontraremos al declinar el día,

si tu camino no es nuestro camino?

Detente con nosotros; la mesa está servida,

caliente el pan y envejecido el vino.

¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no compartes nuestra mesa humilde? Repártenos tu Cuerpo y el gozo irá alejando la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse paso por tu frente.

Que el viento de la noche no apague el fuego vivo

que nos dejó tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas encendidas del Espíritu;

y limpia en lo más hondo del hombre

tu imagen empañada por la culpa.

Quédate con nosotros, la tarde está cayendo.

Quédate con nosotros, quédate



NOTICIAS

El lunes 5 de abril enterramos en Almenara de Tormes a María Natividad Sánchez Blanco. Descanse en paz.

En la casi totalidad de las parroquias de nuestra Unidad Pastoral, los Ayuntamientos regalaron los ramos para el Domingo de ese día; queremos expresarle nuestra sincera gratitud. No es menor ella para cuantos habéis contribuido en la preparación y desarrollo de los actos religiosos de la Semana Santa. Igualmente a todos los que habéis tenido comprensión por la ausencia de los sacerdotes en algunas celebraciones y paciencia por el cansancio de sus gargantas.

En la parroquia de El Arco, un par de hombres hallaron la vieja carraca y, después de desempolvarla, como antiguamente la agitaron y movieron por el pueblo en los momentos previos a las celebraciones de la Semana Santa. Aunque algo desdentada, consiguió rejuvenecer los rostros de los mayores, y que los de los niños y jovencitos mostraran sorpresa, asombro e interrogación. Una anécdota simpática.

 El jueves 15 de abril, de 11.00 a 14:00 horas, se va a presentar en la Casa de la Iglesia el ITINERARIO DE FORMACIÓN CRISTIANA PARA ADULTOS de la Conferencia Episcopal Española. La presentación correrá a cargo de Mons. Elías Yanes Álvarez, arzobispo emérito de Zaragoza y director de esta obra.


 
DICHOSOS LOS QUE CREAN SIN HABER VISTO

sábado, 3 de abril de 2010

¡CRISTO RESUCITO¡ ¡ ALELUYA!

Pregón Pascual



Exulten por fin los coros de los ángeles,

exulten las jerarquías del cielo,

y por la victoria de Rey tan poderoso

que las trompetas anuncien la salvación.


Goce también la tierra,

inundada de tanta claridad,

y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,

se sienta libre de la tiniebla

que cubría el orbe entero.



Alégrese también nuestra madre la Iglesia,

revestida de luz tan brillante;

resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.



En verdad es justo y necesario

aclamar con nuestras voces

y con todo el afecto del corazón

a Dios invisible, el Padre todopoderoso,

y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.



Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre

la deuda de Adán

y, derramando su sangre,

canceló el recibo del antiguo pecado.



Porque éstas son las fiestas de Pascua,

en las que se inmola el verdadero Cordero,

cuya sangre consagra las puertas de los fieles.



Ésta es la noche

en que sacaste de Egipto

a los israelitas, nuestros padres,

y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.



Ésta es la noche

en que la columna de fuego

esclareció las tinieblas del pecado.



Ésta es la noche

en que, por toda la tierra,

los que confiesan su fe en Cristo

son arrancados de los vicios del mundo

y de la oscuridad del pecado,

son restituidos a la gracia

y son agregados a los santos.



Ésta es la noche

en que, rotas las cadenas de la muerte,

Cristo asciende victorioso del abismo.

¿De qué nos serviría haber nacido

si no hubiéramos sido rescatados?



¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!

¡Qué incomparable ternura y caridad!

¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!



Necesario fue el pecado de Adán,

que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!



¡Qué noche tan dichosa!

Sólo ella conoció el momento

en que Cristo resucitó de entre los muertos.



Ésta es la noche

de la que estaba escrito:

«Será la noche clara como el día,

la noche iluminada por mí gozo.»



Y así, esta noche santa

ahuyenta los pecados,

lava las culpas,

devuelve la inocencia a los caídos,

la alegría a los tristes,

expulsa el odio,

trae la concordia,

doblega a los poderosos.



En esta noche de gracia,

acepta, Padre santo,

este sacrificio vespertino de alabanza

que la santa Iglesia te ofrece

por rnedio de sus ministros

en la solemne ofrenda de este cirio,

hecho con cera de abejas.



Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,

ardiendo en llama viva para gloria de Dios.

Y aunque distribuye su luz,

no mengua al repartirla,

porque se alimenta de esta cera fundida,

que elaboró la abeja fecunda

para hacer esta lámpara preciosa.



¡Que noche tan dichosa

en que se une el cielo con la tierra,

lo humano y lo divino!



Te rogarnos, Señor, que este cirio,

consagrado a tu nombre,

arda sin apagarse

para destruir la oscuridad de esta noche,

y, como ofrenda agradable,

se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,

ese lucero que no conoce ocaso

y es Cristo, tu Hijo resucitado,

que, al salir del sepulcro,

brilla sereno para el linaje humano,

y vive y reina glorioso

por los siglos de los siglos.

Amén.

HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos to...