viernes, 24 de septiembre de 2010

HOJA 30- "OLVIDAR AL PRÓJIMO = UN INSULTO A DIOS"

LECTURA DEL PROFETA AMÓS


Esto dice el Señor todopoderoso: Ay de los que se fían de Sión, confían en el monte de Samaría. Os acostáis en lechos de marfil, tumbados sobre las camas, coméis los carneros del rebaño y las terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales, bebéis vinos generosos, os ungís con los mejores perfumes, y no os doléis de los desastres de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos. Se acabó la orgía de los disolutos.


Alaba, alma mía, al Señor

Él hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos,

liberta a los cautivos.

El Señor abre los ojos del ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos.

El Señor trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente.

Alaba, alma mía, al Señor.


ORACIÓN

Oh Dios, que manifiestas tu especialmente poder con el perdón y la misericordia; derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor

REFLEXIÓN

El resumen de las recomendaciones paternales al joven Timoteo, obispo de la Iglesia en Efeso por encargo de Pablo, es la fidelidad a Jesucristo y a su Mandamiento que es el entero depósito de la fe confiado al sucesor del apóstol, toda la verdad del Evangelio. La parábola del rico y del pobre Lázaro es una nueva crítica de Jesús a los ricos que no se preocupan de los necesitados; declara también la inutilidad de los milagros para quien rechaza la fe y la enseñanza que se imparten continuamente cuando se proclama y explica la Palabra de Dios, pero tiene los sentidos del alma embotados por el excesivo bienestar.

Si hay un profeta del Antiguo Testamento que destaque por la dureza de los términos con que condena y fustiga el egoísmo y ambición desmesurada de los ricos, ése es Amós, que vivió en el siglo VIII antes de Cristo; en un período de la historia de Israel, en el que, merced al silencio bélico de las potencias que le rodeaban, ha logrado una gran paz y esplendor. Amós, un pastor rústico e iletrado, llamado por Dios como profeta, viene al desierto de Samaría. Sus ojos chocan con una vida muelle y descubre la podredumbre que encubre aquella cortina brillante de despilfarro y vana confianza en los santuarios religiosos del pueblo. El texto no necesita especial explicación; es el retrato de vida del grupo de los adinerados, atiborrada de confort, comodidades y placeres, segura en ello y por ello mismo individualista.

Materialismo despreocupado, negación de la fe es lo que ve Amós. Esa condenable indolencia, ya condenable en sí, es a la vez semillero generoso de toda clase de vicios: olvido y opresión del pobre, vanalidad de la justicia y la verdad, hipocresía religiosa. Para una situación tal no hay otro fin, si no se remedia a tiempo, que la ruina y el destierro; aunque ese desastre no suceda con rapidez; en la época de Amós aconteció treinta años después.

La fe sabe que esta actitud no queda impune. Y esta verdad es la que ha de explicar el “hombre de Dios”, como Timoteo: la vida materializada que olvida al prójimo, entendida como un puro confort y sensualidad, fue y es siempre insulto a Dios: insulto a la Alianza, al Evangelio, a la fe cristiana y a la misma convivencia humana. Sólo proporciona vacío al propio corazón y dolor en el de nuestros semejantes.



Con vosotros está y no le conocéis,

con vosotros está, su nombre es “el Señor”.

Su nombre es “el Señor” y pasa hambre,

y clama por la boca del hambriento,

y muchos que lo ven pasan de largo,

acaso por llegar temprano al templo.

Su nombre es “el Señor” y sed soporta,

y está en quien de justicia va sediento,

y muchos que lo ven pasan de largo,

a veces ocupados en sus rezos.

Su nombre es “el Señor” y está desnudo,

la ausencia del amor hiela sus huesos

y muchos que lo ven pasan de largo,

seguros y al calor de su dinero.

Su nombre es “el Señor”, y enfermo vive,

y su agonía es la del enfermo,

y muchos que lo saben no hacen caso,

tal vez no frecuentaba mucho el templo.

Su nombre es “el Señor” y está en la cárcel,

está en la soledad de cada preso,

y nadie lo visita, y hasta dicen:

“Tal vez ése no era de los nuestros.”

Su nombre es “el Señor”: el que sed tiene,

Él pide por la boca del hambriento,

está preso, está enfermo, está desnudo,

pero Él nos va a juzgar por todo eso.

NOTICIAS

Recibieron el Sacramento del Bautismo Lucía , hija de Natalia y Javier, en El Arco el 10 de julio, y Lucas , hijo de Mari Carmen y Fidel, en Torresmenudas, el 24 de julio.

SON FIESTAS EN HONOR A SAN MIGUEL EN SANTIZ


Oh gran príncipe de los cielos,

Poderosísimo Miguel, altísimo

Y glorioso mensajero

De Cristo, soberano Rey;

Tú que eres dos veces

Santo ya que ha sido denominado

Mika-el= quis ut Deus!

Danos la hermosura del Alma;

la pureza del cuerpo.

Para que no sucumbamos bajo el cieno

de la pasión afrentosa, para que transitemos el

camino de la salvación, sostennos con

bondad

Concede la paz a nuestros días;

Consolida la paz.

Que la espada del enemigo

No viole nuestras fronteras;

Bajo tu égida, que el mundo

Esté al abrigo de toda calamidad

¡Que hombres y mujeres, viejos y jóvenes

Aprendan a despreciar las

Vanidades del siglo! Enséñanos

a caminar en la verdadera senda de Cristo

para que podamos cruzar pronto la

puerta del cielo

Cuando llegue el día de

la resurrección, haz que no compartamos

en el infierno la suerte de los

malvados, sino más bien

la de los elegidos en la luz y la felicidad

(Liturgia mozárabe)



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