sábado, 27 de marzo de 2010

HOJA 16

Del Evangelio según san Lucas


En aquel tiempo, Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos diciéndoles: Id a la aldea de enfrente: al entrar encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traerlo. Y si alguien os pregunta: “¿por qué lo desatáis?”, contestadle: “el Señor lo necesita.” Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños, les preguntaron: ¿Por qué desatáis el borrico? Ellos contestaron: el Señor lo necesita.

Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo: ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.

Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él replicó: Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras

Oración:
Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su resurrección gloriosa. Amén

REFLEXIÓN

Pese a la tensión que se respira, es una escena hermosa y muy conocida por todos los fieles cristianos. Cada año en todas las iglesias se repite visiblemente. La Liturgia de la Iglesia no pretende que sea una representación escénica de aquella mañana, sino una actualización de aquella vivencia de fe. Es decir, los cristianos que vivimos en el 2010 podemos vivir lo esencial de aquella misma mañana.

Entusiasmados podemos alabar a Dios a gritos por todos los milagros que hemos visto. Sí, signos visibles y sorprendentes de la acción de Dios –son los milagros- percibimos los ojos de los creyentes a nuestro alrededor en múltiples hechos y momentos. En medio de un ambiente nada propicio, muchos niños siguen acogiendo con noble y limpio corazón a Jesús y su mensaje. Pese a indicaciones contrarias, en dificultades viejas y nuevas, muchos matrimonios siguen siendo fuente de amor mutuo y fiel. Signos sorprendentes, hoy más que antes, son la ferviente acogida de la Palabra, la celebración de la Eucaristía, el acercamiento a la Penitencia que innumerables cristianos realizan aun en medio de circunstancias y horarios dificultosos. Acción visible de Dios, en medio de una sociedad que ensalza el egoísmo, la avaricia, el despilfarro… es la realidad existente de hombres y mujeres que se comprometen con el caído, sufriente, hambriento, abandonado… Por todo esto y muchísimo más, hoy los cristianos nos ponemos en pie y en marcha, tras Jesús que se echa a andar delante, y entonamos cantos, himnos de alabanza a Dios que sigue realizando maravillas.

Nos adentramos en la Ciudad Santa y, en la intimidad de nuestros templos, revivimos la Cena del Señor y la donación de su Amor. Alimentados por su Cuerpo entregado y su Sangre derramada, queremos vivir envueltos en ese Amor que supera nuestros abandonos, traiciones, negaciones y prometeremos anunciarlo como Crucificado, Muerto y Resucitado. Moriremos con Él al pecado y seremos hechos partícipes, por el Agua viva y el Espíritu del Resucitado, de su filiación para vivir como hermanos. María, la Madre del Señor y madre de los discípulos, Virgen Dolorosa, María de la Soledad, nos acompaña en esta hora, en todas las horas de la vida. Acudamos con fe y esperanza, acogiéndonos con amor, a las celebraciones de estos días santos.

1ª DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS



Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.” Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.



DE SAN PABLO A LOS FILIPENSES

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble –en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo-, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor! , para gloria de Dios Padre.



NOTICIAS

 Agradecemos, en nombre de todos, a cuantos os ocuparéis y preocuparéis en la preparación y desarrollo de las Celebraciones litúrgicas de estos días. A quienes colocáis y adornáis el Monumento al Santísimo, preparación de la Cruz, del fuego y velas para la Vigilia Pascual, a quienes colocan en andas las imágenes para la procesión y con devoción las aderezan, a monaguillos, lectores y cantores… A todos vosotros que, aun en cosas aparentemente insignificantes, ponéis vuestras manos y corazón para resaltar y embellecer los actos de culto, para que sean dignos del Señor y estímulo de colaboración para cada uno de nosotros.

 Falleció la hermana Mª del Carmen, Misionera de la Providencia que estuvo en la casa de Almenara.

 Enterramos en Zamayón en lunes 22 a Isabel Tomé Rodriguez. Descansen en paz.

sábado, 20 de marzo de 2010

HOJA 15

HUMOR

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Del Evangelio según san Juan


En aquel tiempo Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices?. Le preguntaban esto para comprometerlo y tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: El que esté sin pecado, que tire la primera piedra. E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?. Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús dijo: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

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El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:

La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares

Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.

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Oración

Te rogamos, Señor, Dios nuestro, que tu gracia nos ayude para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo.


REFLEXIÓN

Sin duda alguna, esta escena es, para cuantos somos y nos sentimos pecadores, un emocionante consuelo. Jesús es nuestro apoyo, regazo visible del Padre; el que ha venido a salvar, no a condenar; mano tendida a los pecadores; defensor –como rezamos en Cuaresma- de cuantos nos sentimos hundidos por el peso de nuestras culpas. Esta es una parte importante de la Buena Noticia, Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.



En el muy hermoso cuadro Cristo Crucificado de Velázquez, podemos admirar cómo el dedo índice de la mano derecha está manchado de barro. ¿Quiso dejar el singular pintor constancia de una acusación? No lo sé. Lo que sí sabemos, pues nos lo dice san Pedro, es que Jesús, cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Efectivamente, bien puede expresar esa mancha en la yema del dedo los pecados del mundo, de los que se escabullen y de quienes los confiesan. A todos por igual, en aquel silencio mientras se inclinaba y manchaba su dedo en tierra, les ofrece su perdón. Unos lo acogerán, otros se irán.

Pero en aquel amanecer, en el silencio y casi sin testigos, se hallan frente a frente la adúltera y Jesús: la miseria humana y la misericordia divina; el malherido y el buen samaritano; el pecado y la Gracia. El misericordioso ha dado el beso de la paz al miserable; le ha liberado de su atadura esclavizante y le ha puesto en marcha por un nuevo camino para que no vuelva a las andadas. Cuántos y cuántos ejemplos de estos hay, no sólo en los relatos evangélicos, sino a lo largo de la historia y de nuestros días. ¿Qué impide que tú y yo podamos ser uno más de ellos? Abrazados por la misericordia, seamos cantores de ella, llevando una vida nueva, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Defensores de la bondad y el camino recto, y más propensos a ver nuestras propias culpas que la de los demás; más inclinados a perdonar que a condenar a nuestros prójimos.

CAMINANDO EN CUARESMA

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío

que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!
¡Qué estraño desvarío si de mi ingratitud
el yelo frío secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:

Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!

¡Y cuántas, hermosura soberana:

Mañana le abriremos --respondía--,

para lo mismo responder mañana!

VETE Y EN ADELANTE NO PEQUES MAS

NOTICIAS

.-Después de dos años, el Sr. Obispo a nombrado a Miguel, Párroco de Santiz, Palacios del Arzobispo y San Pelayo de Guareña.

.- Hace poco más de un mes se terminaron las obras en la iglesia de Zamayón. Estaba muy deteriorada. Después de mucho “batallar” se consiguió que, con la aportación de la Junta y de la Diputación, la Diócesis abordara el arreglo del tejado y parte importante del interior. Gracias al Ayuntamiento de Zamayón una buena parte de los exteriores ha adquirido lustre y saneamiento. Queda a merced de los fieles y sus aportaciones el continuar obrando en los interiores, necesitados de no pequeñas reformas y mejoras.

.- El próximo domingo entramos en la Semana Santa. En cada una de las parroquias de nuestra Unidad Pastoral se explicitarán las celebraciones y sus horarios. Bien sabéis que sólo somos dos para nueve parroquias. Estamos seguros que contamos –y agradecemos de antemano- con vuestra paciente comprensión si no podemos estar presentes en todos los actos de culto; y que además, por ese motivo, no sólo participaréis en ellos con fe viva sino supliendo nuestra ausencia en lo que se requiera.

HOJA 14

PALABRA DE DIOS


De la segunda carta de san Pablo a los Corintios

Hermanos: El que es de Cristo es una criatura nueva; lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el servicio de reconciliar. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha concedido el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a Él, recibamos la salvación de Dios.


REFLEXIÓN

El servicio de reconciliar y el mensaje de la reconciliación son dones otorgados por Dios a su Pueblo. Son gracias otorgadas por Dios que se despliegan, como la claridad dimana del sol, en anuncio y servicio, proclamación y realización. ¡Ay de nosotros, la Iglesia, si no anunciamos y servimos a la reconciliación! Seríamos criaturas viejas, caducas, pasadas.

Pero si la comunidad cristiana, la Iglesia de la que formamos parte, anuncia y proclama la reconciliación es porque previamente ha sido reconciliada. Con otras palabras: nosotros, los cristianos, somos aquellos pecadores que se han dejado reconciliar por Dios, los que con corazón sincero expresamos: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho…Aquellos que acogemos la Cruz de Jesucristo –la Cruz es la señal del cristiano-, la contemplamos como fuente de nuestra Salvación y la mostramos como signo fehaciente de Amor redentor a todos los hombres… somos la Iglesia santificada y necesitada de permanente conversión.

El seguidor de Jesucristo, que es todo cristiano, sabe y vive todo esto los 365 días del año; pero necesita y se propone unos días y unas semanas en los que coloca en primer plano visible la recepción de la misericordia de Dios, el recibimiento de su perdón. La comunidad cristiana cuenta con los medios que el mismo Señor le ha concedido: la oración, la limosna –amor fraterno- y, muy singularmente, los Sacramentos. En todo tiempo –¡no lo olvidemos!-, pero con mayor urgencia si cabe durante la cuaresma, los cristianos acudimos a la sede de perdón de Dios, que es el Sacramento de la Penitencia. Contritos y gozosos, agradecidos y humildes, intercedemos unos por otros ante Dios nuestro Señor, y personal y comunitariamente confesamos nuestras culpas.

De este modo, reconciliados, podremos ser mensajeros de la reconciliación en nuestro entorno familiar, vecinal, parroquial…, es decir, en los ámbitos en los que nos movemos, en las relaciones que mantenemos, cooperando a la limpieza y honestidad de este mundo, de esta sociedad.

CAMINANDO EN CUARESMA

3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

4lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

5Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

6contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio resultarás inocente.

7Mira, en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

8Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

10Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

11Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

13no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

14Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

15enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

16Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío,

y cantará mi lengua tu justicia.

17Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

18Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;

un corazón quebrantado y humillado,

tú no lo desprecias.

NOTICIAS

+ El martes, día 16, tendremos la Celebración penitencial a las 18,00 h. en Torresmenudas.

A las 19,00 h. en Aldearrodrigo, también el día 16.

+ El miércoles, día 17, en Almenara la Celebración penitencial será a las 18,30 h.

Ese mismo día, en Valverdón, será a 19,30 h.

sábado, 6 de marzo de 2010

HOJA 13


Del Evangelio según san Lucas


En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así?. Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.

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El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades;

te colma de gracia y de ternura.

Como se levanta el cielo de la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles.


Oración

Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas.


REFLEXIÓN

Este relato evangélico pone de relieve la fragilidad misma de la existencia humana, de nuestra propia vida, sujeta a múltiples amenazas: accidentes, arbitrariedades despóticas y… a muerte por inanición. Sobresalen en esta narración, al menos, dos cosas de máxima importancia: la paciencia bondadosa de Dios y una llamada apremiante a la conversión y arrepentimiento. Si la misericordia de Dios no está sujeta ni limitada por el tiempo, sí que nuestro tiempo para la conversión está restringido al período de nuestra existencia terrena, frágil y caduca. De ahí, el apremio de este bondadoso aldabonazo a nuestra mente y corazón.

Sin duda alguna, en un primer momento esta seria llamada de atención está dirigida por Jesús a sus contemporáneos, a sus propios oyentes: la viña como el pueblo de Israel, la higuera como cualquiera de sus habitantes, el viñador como Jesús, los tres años como período de actividad pública. Al llegar a nosotros, cuando es proclamada esta Palabra en medio de su comunidad reunida, rebasa los límites de la mera contemporaneidad y nos alcanza comunitaria y personalmente. De esta forma, el significado de la higuera estéril adquiere nuevas modalidades y se convierte en símbolo de una vida humana improductiva. ¿Cómo es posible que el ser humano, que ha recibido la vida y la existencia de Quien es origen de todo bien, con sus enormes recursos naturales, continúe malgastándolas inútilmente? ¿Cómo es posible que quien ha recibido la gracia de la filiación divina en el Bautismo, el Pan de la Vida en la Eucaristía, el Don del Espíritu en la Confirmación, la capacidad de testimoniar el Amor de Dios a su Iglesia en el Matrimonio… no dé frutos de gratitud, alabanza, paz, generosidad, honestidad, cercanía al necesitado, sinceridad, perdón….? La culpabilidad que brota de las continuas dilaciones y la falta de decisión personal por el arrepentimiento y conversión a Dios es verdaderamente grave; mucho más que la que se podían suponer aquellos contemporáneos de Jesús en una muerte violenta o en un accidente inesperado.

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CAMINAMOS EN CUARESMA
No robarás

No darás falso testimonio ni mentirás

No codiciarás los bienes ajenos

Los mandamientos que están en forma de prohibición, que empiezan con un “no”, muestran lo mínimo. Jesús, el Señor, a lo largo del Evangelio y muy especialmente en lo que conocemos como Sermón del Monte los traduce y explicita en sentido amplio; es decir, los extiende a actitudes de mayor calado y dimensión. Por ejemplo, al de “no matarás”, Jesús lo amplía a “amad a vuestros enemigos” Los cristianos hemos de ver todos los mandamientos desde la perspectiva de Cristo.

¿Respeto lo que es de otro? ¿También lo que es común, público, municipal? ¿Cuido de ello; ayudo a su permanencia y extensión para el bien común? ¿Uso de engaños y trapicheos en mis transacciones de compra-venta? ¿Es una de mis reales preocupaciones el que exista justicia, no sólo en lo que me afecta, sino también en este mundo? ¿Defiendo al desvalido, al pobre y necesitado cuando sobre ellos cae el aprovechamiento de otros?

¿Veo todos los bienes de la tierra como un don de Dios para toda la humanidad? ¿Me preocupo de cuidar la Creación, labrarla, conservarla y… compartirla? ¿Qué hago para erradicar el hambre, la miseria en el mundo; de verdad hago todo lo que me es posible? ¿Cuáles son las excusas que suelo esgrimir para ni siquiera planteármelo en serio y con honestidad? ¿Soy uno que raramente muevo un dedo encaminado al bien común, pero sí agilizo la lengua para criticar, obstruir y querer desprestigiar a quienes lo hacen?

¿Ciertamente tengo amor a la verdad? ¿Soy tan ingenuo-a que pienso que la verdad es lo primero que se me ocurre? ¿Busco y anhelo la verdad como una realidad que ciertamente me hará libre? ¿A Dios, que es la Verdad, se la suplico? ¿Confundo la verdad con mis sentimientos, deseos momentáneos, caprichos agradables? ¿Huyo de engañarme a mí mismo? ¿Admito con humilde sencillez el poder estar equivocado o soy tozudo, porfiado hasta lo indecible?

¿Mis relaciones con los demás están regidas por la sencillez y honestidad? ¿He usado del engaño, simulación, apariencia en el trato con mis prójimos? ¿Doy gustosamente oídos al bulo, a la mentira, difamación? ¿Intento corregirlos o los propago unas veces con clara satisfacción, otras veces de forma piadosa: “no sé, pero dicen que…” ¿Me callo o me hago el sueco cuando debía defender al indefenso, inocente, injustamente acusado o calumniado?

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NOTICIAS
Tras el terremoto de Haití muchas personas hemos podido ver la crudeza de unas imágenes que mostraban la tragedia de un pueblo pobre y el dolor de su gente. Generosamente comenzaron a llegar donativos a Caritas diocesana de Salamanca. Muy pronto se alcanzó la cifra de doscientos setenta y cinco mil euros que, a través de Caritas española, ha llegado a Haití. Caritas no va, Caritas está en todas las diócesis de la tierra. Caritas es esencial en toda diócesis y las redes de ayuda entre ellas es, no sólo admirable, sino también rápida y eficaz. Más información sobre ello puede verse en www.caritasalamanca.org . Caritas diocesana de Salamanca agradece los donativos recibidos y anima a perseverar

Algunas de sus cuentas bancarias:

Caja Duero: 2104-0000-18-0001016252

Caja Rural: 3016-0114-11-1293770812

HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos to...