sábado, 20 de marzo de 2010

HOJA 15

HUMOR

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Del Evangelio según san Juan


En aquel tiempo Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices?. Le preguntaban esto para comprometerlo y tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: El que esté sin pecado, que tire la primera piedra. E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?. Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús dijo: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

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El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:

La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares

Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares.

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Oración

Te rogamos, Señor, Dios nuestro, que tu gracia nos ayude para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo.


REFLEXIÓN

Sin duda alguna, esta escena es, para cuantos somos y nos sentimos pecadores, un emocionante consuelo. Jesús es nuestro apoyo, regazo visible del Padre; el que ha venido a salvar, no a condenar; mano tendida a los pecadores; defensor –como rezamos en Cuaresma- de cuantos nos sentimos hundidos por el peso de nuestras culpas. Esta es una parte importante de la Buena Noticia, Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.



En el muy hermoso cuadro Cristo Crucificado de Velázquez, podemos admirar cómo el dedo índice de la mano derecha está manchado de barro. ¿Quiso dejar el singular pintor constancia de una acusación? No lo sé. Lo que sí sabemos, pues nos lo dice san Pedro, es que Jesús, cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Efectivamente, bien puede expresar esa mancha en la yema del dedo los pecados del mundo, de los que se escabullen y de quienes los confiesan. A todos por igual, en aquel silencio mientras se inclinaba y manchaba su dedo en tierra, les ofrece su perdón. Unos lo acogerán, otros se irán.

Pero en aquel amanecer, en el silencio y casi sin testigos, se hallan frente a frente la adúltera y Jesús: la miseria humana y la misericordia divina; el malherido y el buen samaritano; el pecado y la Gracia. El misericordioso ha dado el beso de la paz al miserable; le ha liberado de su atadura esclavizante y le ha puesto en marcha por un nuevo camino para que no vuelva a las andadas. Cuántos y cuántos ejemplos de estos hay, no sólo en los relatos evangélicos, sino a lo largo de la historia y de nuestros días. ¿Qué impide que tú y yo podamos ser uno más de ellos? Abrazados por la misericordia, seamos cantores de ella, llevando una vida nueva, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Defensores de la bondad y el camino recto, y más propensos a ver nuestras propias culpas que la de los demás; más inclinados a perdonar que a condenar a nuestros prójimos.

CAMINANDO EN CUARESMA

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío

que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!
¡Qué estraño desvarío si de mi ingratitud
el yelo frío secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:

Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!

¡Y cuántas, hermosura soberana:

Mañana le abriremos --respondía--,

para lo mismo responder mañana!

VETE Y EN ADELANTE NO PEQUES MAS

NOTICIAS

.-Después de dos años, el Sr. Obispo a nombrado a Miguel, Párroco de Santiz, Palacios del Arzobispo y San Pelayo de Guareña.

.- Hace poco más de un mes se terminaron las obras en la iglesia de Zamayón. Estaba muy deteriorada. Después de mucho “batallar” se consiguió que, con la aportación de la Junta y de la Diputación, la Diócesis abordara el arreglo del tejado y parte importante del interior. Gracias al Ayuntamiento de Zamayón una buena parte de los exteriores ha adquirido lustre y saneamiento. Queda a merced de los fieles y sus aportaciones el continuar obrando en los interiores, necesitados de no pequeñas reformas y mejoras.

.- El próximo domingo entramos en la Semana Santa. En cada una de las parroquias de nuestra Unidad Pastoral se explicitarán las celebraciones y sus horarios. Bien sabéis que sólo somos dos para nueve parroquias. Estamos seguros que contamos –y agradecemos de antemano- con vuestra paciente comprensión si no podemos estar presentes en todos los actos de culto; y que además, por ese motivo, no sólo participaréis en ellos con fe viva sino supliendo nuestra ausencia en lo que se requiera.

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