sábado, 20 de marzo de 2010

HOJA 14

PALABRA DE DIOS


De la segunda carta de san Pablo a los Corintios

Hermanos: El que es de Cristo es una criatura nueva; lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el servicio de reconciliar. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha concedido el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a Él, recibamos la salvación de Dios.


REFLEXIÓN

El servicio de reconciliar y el mensaje de la reconciliación son dones otorgados por Dios a su Pueblo. Son gracias otorgadas por Dios que se despliegan, como la claridad dimana del sol, en anuncio y servicio, proclamación y realización. ¡Ay de nosotros, la Iglesia, si no anunciamos y servimos a la reconciliación! Seríamos criaturas viejas, caducas, pasadas.

Pero si la comunidad cristiana, la Iglesia de la que formamos parte, anuncia y proclama la reconciliación es porque previamente ha sido reconciliada. Con otras palabras: nosotros, los cristianos, somos aquellos pecadores que se han dejado reconciliar por Dios, los que con corazón sincero expresamos: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho…Aquellos que acogemos la Cruz de Jesucristo –la Cruz es la señal del cristiano-, la contemplamos como fuente de nuestra Salvación y la mostramos como signo fehaciente de Amor redentor a todos los hombres… somos la Iglesia santificada y necesitada de permanente conversión.

El seguidor de Jesucristo, que es todo cristiano, sabe y vive todo esto los 365 días del año; pero necesita y se propone unos días y unas semanas en los que coloca en primer plano visible la recepción de la misericordia de Dios, el recibimiento de su perdón. La comunidad cristiana cuenta con los medios que el mismo Señor le ha concedido: la oración, la limosna –amor fraterno- y, muy singularmente, los Sacramentos. En todo tiempo –¡no lo olvidemos!-, pero con mayor urgencia si cabe durante la cuaresma, los cristianos acudimos a la sede de perdón de Dios, que es el Sacramento de la Penitencia. Contritos y gozosos, agradecidos y humildes, intercedemos unos por otros ante Dios nuestro Señor, y personal y comunitariamente confesamos nuestras culpas.

De este modo, reconciliados, podremos ser mensajeros de la reconciliación en nuestro entorno familiar, vecinal, parroquial…, es decir, en los ámbitos en los que nos movemos, en las relaciones que mantenemos, cooperando a la limpieza y honestidad de este mundo, de esta sociedad.

CAMINANDO EN CUARESMA

3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

4lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

5Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

6contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio resultarás inocente.

7Mira, en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

8Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

10Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

11Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

13no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

14Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

15enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

16Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío,

y cantará mi lengua tu justicia.

17Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

18Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;

un corazón quebrantado y humillado,

tú no lo desprecias.

NOTICIAS

+ El martes, día 16, tendremos la Celebración penitencial a las 18,00 h. en Torresmenudas.

A las 19,00 h. en Aldearrodrigo, también el día 16.

+ El miércoles, día 17, en Almenara la Celebración penitencial será a las 18,30 h.

Ese mismo día, en Valverdón, será a 19,30 h.

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