PALABRA DE DIOS
“Casa de Jacob, vamos; caminemos a luz del Señor” (Primera Lectura).
“Daos cuenta del momento en que vivís… La noche está avanzada, el día se echa encima…, pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día. … Vestíos del Señor Jesucristo”. (Segunda Lectura)
“Lo que pasó en tiempos de Noé pasará cuando venga el Hijo del Hombre… Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor” (Evangelio).
ORACIÓN
Concédenos, Señor Dios nuestro, permanecer alerta a la venida de tu Hijo, para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
Padre todopoderoso,
principio y fin de todo lo creado,
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de la historia,
aparecerá, revestido de poder y de gloria,
sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso
pasará la figura de este mundo
y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismos Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro
en cada hombre y en cada acontecimiento,
para que lo recibamos en la fe
y por el amor demos testimonio
de la espera dichosa de su Reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida,
te alabamos y glorificamos.
REFLEXIÓN
La Palabra de la Liturgia de hoy, inicio de Adviento, nos invita a mirar el momento en el que vivimos, al final que está en juego y que da valor y sentido al presente, y, finalmente, nos urge a las opciones pertinentes. Se vale de las imágenes día/noche, luz/tinieblas. El día del Señor está envuelto por la tiniebla de nuestra ignorancia para datarlo y precisarlo; por ello es grande la tentación de vivir como noctámbulos, dejándonos arrastrar por las obras de las tinieblas, a las acciones cuyo marco privilegiado es la noche; la oscuridad es escogida para todo delito. Pero aun sin llegar a graves culpas ante Dios, es grande la tentación de, bajo pretexto de estar en la noche, abandonarnos a la indiferencia de caminar bajo su luz, la luz del Señor. Fácilmente se llega entonces a vivir como se hacía en los tiempos de Noé: se llevaba una vida despistada en lo referente a lo que venía; en muchos no especialmente mala, era una vida ocupada sólo en lo terreno, en una normalidad cerrada, sin el horizonte y presencia de Dios.
Y así como su despreocupación les costó caro a los contemporáneos de Noé, lo mismo podría costarnos a nosotros el no estar atentos al final de nuestra vida. Hay, por tanto, que velar. Velar es romper con las actividades de las tinieblas, de la noche: violencia, desenfreno, sensualidad, pereza… Viviendo, todavía en oscuridad como los demás hombres, los discípulos creen en la verdad de la luminosa venida de Jesús. Y esta venida, por lejano que pueda parecer el momento, transforma la oscuridad circundante. Parecido al soldado que se viste su uniforme de combate porque llega el momento, así también nosotros, los cristianos, tenemos que vestirnos las armas de la luz, vestirnos del Señor Jesucristo.
A ello nos invita el Adviento, que hoy iniciamos. Es Dios el que llega; es a Él a quien esperamos. Nuestro futuro es la luz, Dios; no la tiniebla, el mal. Con imágenes bien sencillas, que espabilan la mente y van derechas al corazón, la Palabra misma del Señor nos advierte que viene a nuestro encuentro, en el tiempo actual, para que esperanzados lo recibamos con fe y amor en nuestros hermanos; que estemos vigilantes para reconocer su presencia en cada acontecimiento. Ese reconocimiento irá disipando la noche y empujará nuestra vida hacia el radiante Día del Señor.
TERNURA
La ternura es ese velo suave y calentito que sentimos cuando ayudamos a alguien que se nos presenta desvalido. Es un sentimiento siempre reconfortante que nos eleva y nos hace sentir buenos por dentro y buenos por fuera. Ternura inmensa cuando un gran maestro enseña lo que sabe, desde la humildad del sabio hacia la dulce ignorancia del alumno.
Se despierta cuando a pesar de haberte hecho mayor, tu madre sigue tomándote la temperatura con su mano en tu frente. Ternura cuando se observa a un anciano, en cualquier lugar del mundo, su mirada, su forma de moverse, de sobrevivir. Incluso es buena sentirla cuando tras un error, nos miramos al espejo. Ternura de mí mismo. Ternura ante cualquier ser vivo que empieza su camino, un bebé que busca su alimento, un pequeño pollito que comienza a andar, un brote que despunta en la tierra.
La ternura nos salvaría a todos del chirriar horrible de la avaricia, el abuso, la venganza; mostraría un camino de solución a tantos problemas: hambre, miseria, enfermedad, indiferencia…
Qué humano, qué sencillo, sólo Ternura. (Carmen Baldominos)
“Nadie sin derechos. Nadie sin hogar”
Bajo este lema, Cáritas Diocesana de Salamanca presenta la campaña del Día de los Sin Techo 2010.
El 28 de noviembre se celebra en toda España el DIA de los SIN TECHO. A lo largo de este año, el Centro de Acogida Padre Damián ha llevado a cabo una importante labor, durante este año se han acogido 168 personas y ha habido un total de 297 ingresos. Ha habido un total de 7.375 estancias. Aunque más allá de los datos y las cifras, queremos recordar que ante todo son personas que forman parte del resto de la sociedad.
Parroquias de Almenara, Valverdón, San Pelayo de Guareña, El Arco, Santiz, Palacios del Arzobispo, Zamayón, Aldearrodrigo, Torresmenudas, Valdelosa y Topas.
domingo, 28 de noviembre de 2010
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