viernes, 25 de marzo de 2011

HOJA 53

UNIDAD PASTORAL


Concebimos las Unidades de Pastoral como una etapa intermedia y necesaria de transición entre la actual organización parroquial y una nueva configuración de parroquias acomodada a las actuales circunstancias sociales y religiosas, y a las previsibles en un futuro cercano, a la vez que al ideal de una nueva pastoral misionera desde la comunión eclesial. Por ello, como norma general, orientamos los diversos modelos iniciales de Unidades de Pastoral hacia una conversión final en Parroquias, a lo largo de un proceso de pedagogía pastoral paciente y no apresurado”. (Carlos, Obispo de Salamanca. Enero 2009).

PALABRA DE DIOS

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: ¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y nuestros ganados? Clamó Moisés al Señor y dijo: ¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen. Respondió el Señor a Moisés: Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con el que golpeaste el río y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña y saldrá de ella agua para que bebe el pueblo. Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Massá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor diciendo: ¿Está o no está el Señor en medio de nosotros? (Exodo 17, 3-7) Primera Lectura.

Jesús le dijo: El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. La mujer le dice: Señor, dame esa agua. (Juan 4, 13-15) Evangelio



Escucharemos tu voz, Señor

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la roca que nos salva;

entremos en su presencia dándole gracias,

vitoreándolo al son de instrumentos.

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios

y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchemos hoy su voz:

“No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto,

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras.”

Escucharemos tu voz, Señor



Oración

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno por Cristo, Señor nuestro.

Por él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que, dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser en plenitud hijos de Dios. Por eso, cantamos sin cesar un himno a tu gloria.

REFLEXIÓN

Dada la extensión del pasaje evangélico de este domingo, hemos optado por transcribir sólo unas frases en es hojita; sin embargo, os invitamos a todos a que, durante algunos momentos de la semana, la leáis entera; se halla en el capítulo 4 de san Juan. Si alguien tiene dificultad de encontrarla, muy gustosamente le ayudaremos. Es una amena y jugosa conversación de Jesús con una mujer de Samaría, región céntrica de Israel, con la cual no se llevaban nada bien ni los del norte ni los del sur. En esta charla fecunda, junto a un pozo cargado de historia y sentimiento, como a saltos y sin rigor lógico, por medio de símbolos, dobles sentidos, malentendidos y cierto humor, Jesús, sediento y sudoroso, siembra y regala el Don de Dios a aquella mujer que se creía satisfecha y… como de vuelta ya de todo. Es el proceso de la fe, que no se concreta ni se agota en cosas y lugares externos: santuarios, costumbres, herencias religiosas…, sino que alcanza sólo su realidad y su ser en la aceptación de una persona: Jesucristo. Por ello, el momento cumbre de este hermosísimo diálogo se nos desvela cuando Jesús le dice la samaritana que él es el Don de Dios, el que había de llegar, el que tiene y da el agua de la vida eterna, la única que calma y sacia la sed más honda que hay en el corazón de todo hombre y mujer.

Lo decimos siempre; El es el centro de todo. Por Él opera Dios Padre nuestra conversión; Él nos guía durante la Cuaresma y en todo tiempo. Por Él alcanza consistencia el anuncio y la siembra, la cosecha y los frutos del amor. La samaritana se vuelve –¡ella que creía que estaba de vuelta de todo!- predicadora del Mesías, del que tenía que venir, allí donde menos creíble podía ser ella. Sus paisanos llegan a la fe cuando se encuentran con Jesús; y sólo cuando han pasado por la experiencia de acoger en sus vidas al Señor, comprenden las palabras anteriores de la convertida samaritana.

Esta agua viva que es Jesucristo se derrama sobre nosotros a través de los Sacramentos con los que Él mismo ha dotado a su Iglesia; de forma singular en el Bautismo. Es incorporarse a Él. De ese modo nos hace hijos del Padre. Lo hemos recibido, mas nos falta desplegarlo con mayor intensidad y extensión. La Cuaresma nos conduce a ello. Todo culmina en la Noche de la Pascua, en el día de la Resurrección, cuando renovaremos la profesión de fe y los compromisos bautismales. Hemos de ir preparándonos para que no sea una cosa que pasa, sino una vivencia y realidad que nos llegan y nos impulsan a una nueva vida.



+Os invitamos a todos a visitar nuestra página en internet: www.armuna1.blogspot.com y muy especialmente animamos a que la deis a conocer a vuestros familiares, amigos y conocidos que tengan alguna relación con nuestras parroquias. En esa página encontrarán ellos una posible ayuda para sus vidas; además existe la posibilidad de escribir en ella –en el apartado “comentarios”- cuanto crean que es de orientación y estímulo para bien de todos. Gracias.

POSTRADO ANTE LA CRUZ.



Postrado ante la cruz en la que has muerto

y a la que yo también te he condenado.

Sólo puedo decirte que hoy lo siento.

Sólo puedo decirte que hoy te amo.

Y te pido perdón por mis errores,

y te pido perdón por mis pecados,

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.



Yo he cargado de espinas tu cabeza,

cuando he vuelto la espalda a mis hermanos.

Yo he llenado tu cuerpo de tormentos,

cuando algún semejante he despreciado,

y yo clavo en la cruz tus manos y tus pies,

siempre que a mis amigos y defraudo.

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.



Yo he colmado tu faz de sufrimiento,

cuando he visto injusticia, y he callado.

Yo he sembrado tu alma de amargura,

al fingir siempre ser un buen cristiano.

Yo atravieso tu pecho con la lanza,

siempre que espero amor y yo no amo.

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.

sábado, 19 de marzo de 2011

HOJA 52



LA PALABRA DE DIOS


En aquellos días el Señor dijo a Abrahán: Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo… Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo. Abrahán marchó como él había dicho el Señor. (Génesis 12, 1.4) Primera Lectura.

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé…Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal. (Timoteo 1, 10) Segunda Lectura

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y tocándolos les dijo: Levantaos, no temáis. Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. ( San Mateo 17,1-9) Evangelio

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La palabra del Señor es sincera

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho

y su misericordia llena la tierra.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:

Él es nuestro auxilio y escudo.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.



PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo señor nuestro. Porque él después de anunciar su muerte a los discípulos les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, nosotros en la tierra te aclamamos.

REFLEXIÓN

Jesucristo es el principio y el fin; suyo es el tiempo ya la eternidad. Es el Sol que marca los días y el año del calendario de los cristianos. A lo largo de éste contemplamos su misterio, su Luz y su presencia en nuestras vidas, máxime el domingo, el día del Señor, que es reflejo del día de la Resurrección, fiesta principal de todo cristiano. Si bien todos los santos del calendario hacen referencia explícita a Jesucristo, nuestro Señor, hay en aquél días señalados en los que, por su singular significado, conmemoramos algún misterio de la vida de Jesucristo, en un día concreto sea cual sea el lugar que ocupe entre la semana. Hay, de entre estos, dos muy especiales: la Encarnación del Señor (25 de marzo) y la Transfiguración del Señor (6 de agosto). Ambos acontecimientos salvadores tienen gran importancia para nosotros. También todos los años, en el segundo domingo de Cuaresma, la Liturgia dominical nos pone en primer plano este hecho luminoso e iluminador.

Los discípulos ven a su Señor más adentro, más allá de lo que transmite, como en primer plano, su figura real y tangible; es el que –en este evangelio de san Mateo- ha andado sobre las aguas, calmado y vencido a las fuerzas del mal desatadas como furioso oleaje y viento temible, el mismo que ha levantado el entusiasmo y la esperanza a miles de hambrientos… Sí, el mismo que acaba de decirles, dejándoles atónitos, desconcertados y abatidos, que va a ser arrestado, maltratado y muerto. Su Tansfiguración muestra –y de algún modo anticipa- la meta que se halla tras su muerte.

Es un homenaje a la blancura, a la luz, a la belleza, a toda hermosura. Es un canto a la Cuaresma, tiempo apropiado –que no exclusivo- para volver a Dios, para hacer limpieza en nosotros mismos, para embellecer la vida y el mundo. Por esa Luz inmarcesible, Jesucristo, todo el bien que hacemos, que podemos hacer se transfigura como reflejo de la suya, ilumina a nuestros hermanos y nos afianza a servirle; es decir, nos da fuerza a tomar parte en los trabajos del Evangelio y salir, como Abrahán, confiados en sus promesas.



La Misa Dominical.

Poco más de dos años llevamos con la presente distribución de horarios de la santa Misa dominical. Hemos procurado que sean con igualdad de comodidad o fastidio para todos; seguimos invitando a que, cuando sea incómodo en algún lugar, se desplacen a alguna de las parroquias cercanas de la Unidad Pastoral. Con alegría hemos visto que así habéis hecho algunos de vosotros; habéis preferido una leve molestia a cambio de no dejar ningún fin de semana sin acudir a la santa Misa Dominical. Lo cual muestra que cuando se quiere se hace el esfuerzo; desde dar un paseo por recomendación del médico, hasta cuando se acude a entierros, bautizos, meriendas, supermercado, u otros acontecimientos. Con pena hemos visto también que se pone la excusa del horario para no acudir a la iglesia y que hay un pueblo del cual nunca se ha desplazado alguien; ha optado por abstenerse en vez de acercarse a la iglesia en el día del Señor. ¿Serán esos los que con extremado apremio exigen Misa un día de muchísima menor importancia que el domingo?

Solidaridad

A lo largo del año realizamos diversas colectas con el fin de ayudar a los más necesitados, bien en otros continentes (Manos Unidas, Domund) bien en nuestro entorno (Cáritas diocesana). Si alguien desea hacerse socio de Cáritas podemos facilitaros el impreso o también podéis ingresar una cuota voluntaria en alguna de estas cuentas

• Caja Duero: 2104-0000-18-0001016252

• Banco Popular: 0075-5701-27-0700786155

• BBVA: 0182-5580-44-0011395009

• Caja Rural: 3016-0114-11-1293770812

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La alegría más hermosa es la alegría del perdón


Que en el cielo hay mucha fiesta, cuando vuelve un pecador.

Si la oveja se ha perdido a buscarla va el pastor


En el cielo hay mucha fiesta cuando vuelve un pecador.


Cuando el hijo se fue lejos, triste el padre se quedó,


y que inmensa su alegría cuando el hijo regresó.


Cada día, cada instante por su ausencia se apenó,


y que inmensa su alegría cuando el hijo regresó.


La mujer buscaba triste, las monedas que perdió


y saltaba de alegría cuando al fin las encontró.


Loca, loca rebuscaba, toda su casa barrió,


y saltaba de alegría cuando al fin las encontró.


Una tarde hubo fiesta, fiesta grande en Jericó.


Tú, Jesús, estás contento, pues Zaqueo te encontró.


Que alegría más hermosa la que allí se celebró;


Tú, Jesús, estás contento, pues Zaqueo te encontró.

sábado, 12 de marzo de 2011

HOJA 51


LA PALABRA DE DIOS


Así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos. (Romanos 5, 19) Primera Lectura

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. Y el tentador se le acercó y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. Pero Él le contestó diciendo: Está escrito: no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras. Jesús le dijo: También está escrito: no tentarás al Señor, tu Dios.

Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo: Todo esto te daré si te postras y me adoras. Entonces le dijo Jesús: Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto.

Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían. (Mateo 4, 1-11) Evangelio



Misericordia, Señor, hemos pecado

Por tu inmensa compasión borra mi culpa.

Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso.

Misericordia, Señor, hemos pecado



REFLEXIÓN

Nadie de nosotros puede decir que es sincero, si no hemos pasado por la prueba de tener que decir la verdad a costa de nuestro dolor o pesar; nadie de nosotros puede decir que es pacífico hasta el momento en que haya respondido amablemente ante un agravio, ataque o insulto. Ese momento, esa prueba es la tentación; cuando alguien o una circunstancia nos coloca en la situación de decidir por el bien o por el mal. Cada día, en no pocos momentos y lugares, pasamos por la tentación. Cuando sucumbimos ante ellas y optamos por el mal nos hacemos pecadores; cuando las vencemos realizando el bien, resultamos ser santos. El Evangelio agrupa y escenifica en esta página las tentaciones que Jesús tuvo a lo largo de su existencia terrena, mientras anunciaba el Reino, realizaba signos que lo señalaban, trataba con las gentes, cuando iba recorriendo las aldeas y ciudades y… en la cruz; le acompañaba la tentación. Como a nosotros.

Por eso las tentaciones que sufrió desvelan también cuáles son las nuestras. Con facilidad podemos descubrir algunas muy importantes, tales como endiosarnos, querer colocar a Dios a nuestro servicio, gusto o deseo; mandarle a Dios. Tales como querer hacer de su Reino y de su plan salvador un reino de jauja, exento de todo esfuerzo y responsabilidad. Tales como, una vez endiosados, acaparar y triunfar a costa de los demás, rebajándolos y aprovechándonos de ellos. De ese modo, a espaldas de Dios, determinamos qué es lo bueno, que coincidirá siempre con mi gusto y capricho, eso sí, siempre cambiantes conforme al interés egoísta de cada instante. Así es bueno lo que a mí me guste; es verdad lo que a mí me convenga. Ahí radican las manifestaciones externas del mal: codicia, violencia, individualismo, corrupción, mentira…

Jesús es el Santo, el que obedeció –nos dice la segunda Lectura-; por ello lo miramos para descubrir cómo venció él la tentación que le acompañó cada día. Jesús, en pobreza de corazón, negándose a sí mismo –como dirá un día- opta por el Bien desde quien era el centro de gravedad de su vida, desde Quien le acompañaba con su Amor; no era otro mas que Dios, el Padre y su proyecto salvador para todos los hombres. Actúa desde su palabra que era el “alimento” de su existencia; el único que merece y se le debe adoración, servicio y amor. Con sencilla confianza filial se pone en sus manos y, desde la oración intensa y humilde, descubre cuál es su voluntad. Seguir estos pasos de Cristo, Maestro y Modelo, es recorrer el itinerario cuaresmal. Feliz Cuaresma a todos.

Oración

Fortalécenos, Señor, con tu auxilio al comenzar la Cuaresma para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por Jesucristo nuestro Señor.



NOTICIAS

+El pasado martes 8 enterramos en Santiz a Eduardo Escribano Hernández y a su hijo Rafael Escribano Hernández. Descansen en paz.

+De todos nosotros es conocido el lamentable hecho de cómo aumenta la inseguridad ciudadana, de forma singular en las viviendas urbanas y de las zonas residenciales. Desde hace algún tiempo los templos y ermitas están sufriendo diversos robos o intentos de ello. Sólo en el mes de febrero en todo el territorio nacional en más de 200 iglesias se ha robado. Estos hurtos, en la inmensa mayoría de los casos, han sido perpetrados por rateros comunes, simples cacos. Hasta no hace mucho el móvil preferente, casi exclusivo, ha sido sustraer el dinero de las colectas o lampadarios; sin embargo actualmente crece de forma alarmante, como móvil del asalto, el llevarse objetos sagrados: patenas, custodias, cálices… fabricados con metales nobles (oro, plata..), que, por la crisis económica, se han revalorizado en gran medida sus precios en metálico. Según informes elaborados por organismos dependientes del Ministerio del Interior, no se descarta que estén formándose ya bandas semiprofesionales y organizadas. Indudablemente ello nos debe poner a todos, muy especialmente a los párrocos, sobre aviso, en doble dirección. Por un lado extremar el cuidado de nuestros templos y, por otro, buscar la forma más adecuada y segura de que nuestros bienes parroquiales estén bajo custodia firme. La Diócesis sigue intentando hallar y poner a nuestro servicio modos y espacios que garanticen la conservación y uso, cuando se precise, de los objetos sagrados que nos son propios. Sería una pena grande y un mal irreparable que, por un descuido evitable por parte de todos nosotros, nos quedáramos privados de bienes que, aun siendo de la Parroquia, forman parte de la imagen y enseña de nuestros pueblos.

jueves, 10 de marzo de 2011

DESMARCARSE

Huir del odio, de la violencia, del terror,

huir de la envidia, de la mentira, de la falsedad,

huir de la injusticia, de la calumnia, del favoritismo...

Huir de la tristeza, de la desconfianza, de la pereza,


huir de la indiferencia, del tedio, de la rutina,


huir del miedo, de la cobardía, del aburrimiento…

Huir del orgullo, de la vanidad, de la hipocresía,

huir del consumo, del despilfarro, de la superficialidad,

huir de las drogas, de las modas, de los complejos…

Huir del fanatismo, del fariseísmo, del legalismo,


huir del ritualismo, del dogmatismo, del egoísmo,


huir del chovinismo y de todos los “ismos”…

Escuchar la voz de Dios,

dejarse llevar por el Espíritu,

discernir acontecimientos…

es tomar postura

y desmarcarse del mal,


dar oportunidad a la vida


y adorar sólo a Dios…


Tú nos lo enseñaste, Jesús.

sábado, 5 de marzo de 2011

HOJA 50

LA PALABRA DE DIOS


Mirad: hoy os pongo delante maldición y bendición; la bendición si escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios que yo os mando hoy; la maldición si no escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios y os desviáis del camino que hoy os marco… (Deuteronomio 11, 26-28) Primera Lectura

Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús. (Romanos 3, 22-24) Segunda Lectura

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice: “Señor, Señor” entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo… El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca… El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente. (Mateo 7, 21.24, 26-28) Evangelio



Sé la roca de mi refugio, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede defraudado;

Tú que eres justo, ponme a salvo;

inclina tu oído hacia mí, ven a prisa a librarme.

Tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu Nombre dirígeme y guíame.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia.

Sed fuertes y valientes de corazón

los que esperáis en el Señor.

Sé la roca de mi refugio, Señor.


REFLEXIÓN

Nosotros los cristianos, la comunidad de la Iglesia, tenemos a nuestra disposición una Palabra que merece toda nuestra confianza; pero debemos desconfiar de la perniciosa tendencia a darnos satisfechos por la simple escucha de las que Jesús califica estas palabras mías. Esa especie de autocomplacencia en algunas devociones desviadas dejará ver rápidamente sus graves fallos que desembocan en la ruina: la ruina de una ilusión, de una fe incompleta, la de unos “creyentes” demasiado despistados, por no aplicarse a lo esencial, a las exigencias concretas que se encierran en esas palabras suyas. No es superfluo, ni mucho menos, hacer oración, invocar a Dios, acudir al templo, llevar una vida más o menos fervorosa y no hacerle mal a nadie… Pero todo eso es insuficiente en tanto no se dé el paso fundamental que consiste en poner en práctica la Palabra de Jesús.

Curiosamente en todos los discursos, enseñanzas, exhortaciones –como queramos llamarlas- que el Evangelio de san Mateo pone en labios de Jesús terminan con una referencia clara al juicio. Esto es, los discípulos de Jesús, la comunidad eclesial, hemos de pasar por juicio y que la perspectiva de ese momento inevitable para todos debe orientar nuestra vida. La primera Lectura de hoy proclama también ese punto ¿Cómo me coloco yo ante las palabras de Jesús? ¿qué fuerza operativa tienen en mí? Las palabras de Jesús –“estas palabras mías”, dice Él- nos sitúan imperiosamente ante nuestra responsabilidad. Las de hoy encierran todo el Sermón de la Montaña, que hemos ido escuchando estos últimos cinco domingos. ¿Me he limitado a escucharlas en la iglesia? ¿Han calado en mi vida hasta el punto de ir poniéndolas en práctica? En otras palabras, desde el sentir de la mente y el corazón de Jesús: ¿soy un hombre prudente o un hombre necio?.

Recordemos sus palabras ahora que nos acercamos a la Cuaresma, esas palabras que nos juzgarán ¿En verdad pongo sincero y real empeño en ser misericordioso, limpio de corazón, pacífico..? ¿soy sal y luz en mi familia, vecindario, pueblo, con cuantos me relaciono? ¿me parezco al Padre del cielo perdonado y rezando por los que me hacen mal? ¿tengo tal confianza en Él que busco ansiadamente su Reino?

COMENZAMOS LA CUARESMA

La cuaresma que iniciaremos el día 9, miércoles de ceniza, no es un residuo arqueológico de prácticas ascéticas de otros tiempos, sino la ocasión propicia de una experiencia más sentida de la participación en el Misterio Pascual de Cristo. Un tiempo en el que la comunidad eclesial se deja purificar por su Señor. Es la acción purificadora y salvadora de Jesucristo sobre nosotros el acento singular que lleva la Cuaresma. Por ello tiene un carácter especialmente bautismal. El Bautismo es el que realiza en cada uno de nosotros esa obra santificadora, que ha de manifestarse en una vida propia de hijos de Dios. Por tanto es toda la comunidad de la Iglesia, todos nosotros, quien es llamada para que se deje limpiar y santificar por su Salvador y Señor. Por ello el Sacramento de la Penitencia alcanza en este tiempo su importancia: rechazo al pecado como ofensa a Dios y al prójimo, petición de perdón e intercesión por los pecadores.

¿De qué medios disponemos? Afianzarnos en la escucha más frecuente de la Palabra de Dios (en la liturgia y en casa), la oración más intensa y prolongada (en el templo y en la soledad), unos hábitos penitentes de austeridad, compartir los bienes singularmente con los necesitados mediante las obras de misericordia y caridad. Son medios que nos ayudan a la verdadera conversión a Dios, al despliegue de nuestra vida propia de bautizados.


DÍA DEL SEMINARIO 2011

Con el lema “Sacerdotes, don de Dios para el mundo” la Iglesia en España celebra el Día del Seminario, agradeciendo las vocaciones recibidas y pidiendo que surjan algunas nuevas. Nuestro seminario de Salamanca cuenta con dos seminaristas: Andrés y Daniel. Andrés está realizando la etapa de pastoral previa a la ordenación en la parroquia de Guijuelo, junto a Gregorio y Amable (cura joven). El jueves por la tarde Miguel estuvo tomando un café con Andrés y Amable, se les veía muy ilusionados y contentos con la gran tarea que tienen de niños y jóvenes. Daniel está estudiando en Madrid teología moral. Os invitamos a pedir por ellos y a rezar para que surjan nuevas vocaciones sacerdotales; quien sabe si alguna en nuestra unidad pastoral. Aquí os va la oración de este año, al menos una vez al mes se podía rezar.

Señor Jesús,


que nos prometiste: «pedid y recibiréis,


llamad y se os abrirá»,


regálanos las vocaciones sacerdotales


que tanto necesita tu Iglesia y el mundo de hoy.


Haz que las familias sean el campo fértil donde puedan germinar.


Bendice el trabajo apostólico de catequistas y educadores,


para que logren despertar


y madurar la vocación sacerdotal


en aquellos que tú, Señor, has elegido a tu servicio.


Ilumina la tarea educativa de los formadores del Seminario


para que creen un verdadero cenáculo


donde el encuentro contigo ayude a cada seminarista


a configurar su corazón, de Buen Pastor, con el tuyo.


Que Santa María, Reina de los Apóstoles,


lleve de la mano a los seminaristas y sacerdotes para que sean realmente gloria de la Iglesia


y un verdadero don de Dios para el mundo.


Amén

HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos to...