sábado, 19 de marzo de 2011

HOJA 52



LA PALABRA DE DIOS


En aquellos días el Señor dijo a Abrahán: Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo… Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo. Abrahán marchó como él había dicho el Señor. (Génesis 12, 1.4) Primera Lectura.

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé…Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal. (Timoteo 1, 10) Segunda Lectura

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y tocándolos les dijo: Levantaos, no temáis. Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. ( San Mateo 17,1-9) Evangelio

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La palabra del Señor es sincera

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho

y su misericordia llena la tierra.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:

Él es nuestro auxilio y escudo.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.



PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo señor nuestro. Porque él después de anunciar su muerte a los discípulos les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, nosotros en la tierra te aclamamos.

REFLEXIÓN

Jesucristo es el principio y el fin; suyo es el tiempo ya la eternidad. Es el Sol que marca los días y el año del calendario de los cristianos. A lo largo de éste contemplamos su misterio, su Luz y su presencia en nuestras vidas, máxime el domingo, el día del Señor, que es reflejo del día de la Resurrección, fiesta principal de todo cristiano. Si bien todos los santos del calendario hacen referencia explícita a Jesucristo, nuestro Señor, hay en aquél días señalados en los que, por su singular significado, conmemoramos algún misterio de la vida de Jesucristo, en un día concreto sea cual sea el lugar que ocupe entre la semana. Hay, de entre estos, dos muy especiales: la Encarnación del Señor (25 de marzo) y la Transfiguración del Señor (6 de agosto). Ambos acontecimientos salvadores tienen gran importancia para nosotros. También todos los años, en el segundo domingo de Cuaresma, la Liturgia dominical nos pone en primer plano este hecho luminoso e iluminador.

Los discípulos ven a su Señor más adentro, más allá de lo que transmite, como en primer plano, su figura real y tangible; es el que –en este evangelio de san Mateo- ha andado sobre las aguas, calmado y vencido a las fuerzas del mal desatadas como furioso oleaje y viento temible, el mismo que ha levantado el entusiasmo y la esperanza a miles de hambrientos… Sí, el mismo que acaba de decirles, dejándoles atónitos, desconcertados y abatidos, que va a ser arrestado, maltratado y muerto. Su Tansfiguración muestra –y de algún modo anticipa- la meta que se halla tras su muerte.

Es un homenaje a la blancura, a la luz, a la belleza, a toda hermosura. Es un canto a la Cuaresma, tiempo apropiado –que no exclusivo- para volver a Dios, para hacer limpieza en nosotros mismos, para embellecer la vida y el mundo. Por esa Luz inmarcesible, Jesucristo, todo el bien que hacemos, que podemos hacer se transfigura como reflejo de la suya, ilumina a nuestros hermanos y nos afianza a servirle; es decir, nos da fuerza a tomar parte en los trabajos del Evangelio y salir, como Abrahán, confiados en sus promesas.



La Misa Dominical.

Poco más de dos años llevamos con la presente distribución de horarios de la santa Misa dominical. Hemos procurado que sean con igualdad de comodidad o fastidio para todos; seguimos invitando a que, cuando sea incómodo en algún lugar, se desplacen a alguna de las parroquias cercanas de la Unidad Pastoral. Con alegría hemos visto que así habéis hecho algunos de vosotros; habéis preferido una leve molestia a cambio de no dejar ningún fin de semana sin acudir a la santa Misa Dominical. Lo cual muestra que cuando se quiere se hace el esfuerzo; desde dar un paseo por recomendación del médico, hasta cuando se acude a entierros, bautizos, meriendas, supermercado, u otros acontecimientos. Con pena hemos visto también que se pone la excusa del horario para no acudir a la iglesia y que hay un pueblo del cual nunca se ha desplazado alguien; ha optado por abstenerse en vez de acercarse a la iglesia en el día del Señor. ¿Serán esos los que con extremado apremio exigen Misa un día de muchísima menor importancia que el domingo?

Solidaridad

A lo largo del año realizamos diversas colectas con el fin de ayudar a los más necesitados, bien en otros continentes (Manos Unidas, Domund) bien en nuestro entorno (Cáritas diocesana). Si alguien desea hacerse socio de Cáritas podemos facilitaros el impreso o también podéis ingresar una cuota voluntaria en alguna de estas cuentas

• Caja Duero: 2104-0000-18-0001016252

• Banco Popular: 0075-5701-27-0700786155

• BBVA: 0182-5580-44-0011395009

• Caja Rural: 3016-0114-11-1293770812

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La alegría más hermosa es la alegría del perdón


Que en el cielo hay mucha fiesta, cuando vuelve un pecador.

Si la oveja se ha perdido a buscarla va el pastor


En el cielo hay mucha fiesta cuando vuelve un pecador.


Cuando el hijo se fue lejos, triste el padre se quedó,


y que inmensa su alegría cuando el hijo regresó.


Cada día, cada instante por su ausencia se apenó,


y que inmensa su alegría cuando el hijo regresó.


La mujer buscaba triste, las monedas que perdió


y saltaba de alegría cuando al fin las encontró.


Loca, loca rebuscaba, toda su casa barrió,


y saltaba de alegría cuando al fin las encontró.


Una tarde hubo fiesta, fiesta grande en Jericó.


Tú, Jesús, estás contento, pues Zaqueo te encontró.


Que alegría más hermosa la que allí se celebró;


Tú, Jesús, estás contento, pues Zaqueo te encontró.

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