viernes, 9 de diciembre de 2011

Hoja 78

Del profeta Isaías


El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos. (Isaías 61) Primera Lectura

De la primera carta de san Pablo a los tesalonicenses

Hermanos: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas. (1ª Tesalonicenses 5, 16-24) Segunda Lectura

Del evangelio según san Juan

Surgió un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz… Y les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esta pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando. (Juan 1, 6-8. 26-28) Evangelio.



Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

A los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo,

acordándose de la misericordia.

Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.



COMENTARIO

Es verdad que aquel a quien se refiere la profecía de Isaías y Juan señala no es otro que Cristo, Jesús, el Ungido de Dios. Pero no es menos cierto que nosotros, los cristianos, participamos de todo el ello. Él es el primero en todo; nosotros somos asociados a su persona y vida. Por ello, esas palabras de Isaías también se cumplen en nosotros, de generación en generación, como expresa la Virgen Madre en ese canto tan hermoso, hoy rezado como respuesta a la Palabra de Dios. Somos, en primer lugar, los destinatarios de las acciones salvadoras del Ungido de Dios, bautizados por Él con el Espíritu Santo; más también –repitámoslo- agentes de esas obras salvíficas. Hemos surgido como Juan para dar testimonio de de la Luz, de modo que nuestra vida la refleje; para anunciar a Quien nos ha sacado de las tinieblas, ha purificado nuestras culpas y liberado de la esclavitud del pecado; para ser portadores de libertad y justicia, perdón y misericordia.

¿Cómo llevar a cabo todo esto? Mediante una confianza total en la fidelidad de Dios. Sin ella nos derrumbaríamos. Ese confiar hondo y firme nos mueve a estar siempre alegres, a ser constantes en la oración y a tener la Acción de Gracias en toda ocasión. No es casual que estas tres exhortaciones estén tan íntimamente unidas, pues nacen de una misma raíz: el Espíritu de Dios que nos ha ungido y consagrado, y nos mantiene junto a Él. No es fácil estar siempre alegres, cuando tantas inquietudes o el sufrimiento propio o ajeno nos visitan, cuando –como ocurre en estos momentos difíciles de crisis amplia y aguda- acontecimientos desagradables y de oscuro horizonte para muchas familias y jóvenes no favorecen precisamente que la acción de gracias brote de nuestros corazones. Por ello, se hace más urgente la oración incesante, suplicante y henchida de humilde confianza; es preciso potenciar y vivenciar más aún la Acción de Gracias (forma de denominar la Eucaristía), que es Comun-unión, donde el Señor se nos entrega y congrega para que nosotros, unidos a Él, compartamos nuestra vida, tiempo, bienes…energía a favor de nuestros hermanos singularmente de los pequeños y humildes.

No apaguemos el Espíritu que nos lleva a discernir lo bueno de lo malo, que nos lanza a lo que es mejor y así Él va edificando en nosotros su reino. La fidelidad de Dios lo realiza, pese a las amenazas que nos llegan desde el exterior y pese a nuestras debilidades internas. Es Adviento. Él nos esponja de confianza, nos empapa de esperanza. Esta es nuestra alegría, que nos insta a la austeridad de vida y a ayudar, con nuestro testimonio, a que todos preparemos el camino a Dios que siempre nos visita y llama.



Un pueblo que camina por el mundo


gritando: “Ven, Señor.”


Un pueblo que busca en esta vida


la gran liberación.


Los pobres siempre esperan el amanecer


de un día más justo y sin opresión.


Los pobres hemos puesto la esperanza en ti,


Libertador.


El mundo, por la guerra, sangra sin razón;


familias destrozadas buscan un hogar.


El mundo tiene puesta la esperanza en ti,


Dios de la paz.



NOTICIAS

+El domingo 27 de noviembre celebramos el funeral por el eterno descanso de Manuel Mayor. Seguidamente fue incinerado. Descanse en paz.

+ Hace diez días recibíamos, en el blog, un comentario que ha sido inscrito en su sitio. Lástima que haya sido anónimo y no podamos dirigirnos por su nombre a quien nos lo ha enviado. En cualquier caso, le agradecemos sus muy amables letras y nos alegramos que nuestro blog le resulte atractivo y pueda serle, no sólo en cuanto a noticias, provechoso para su vida. Aprovechamos la ocasión para animar a todos, como hemos pedido en múltiples ocasiones, a colaborar con comentarios y sugerencias que puedan ser de utilidad para los demás, para todos nosotros. No tengan reparo en hacerlo con sencillez y con las posibilidades que cada uno tenga. Eso nos ayudará a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos to...