viernes, 4 de mayo de 2012

HOJA 94

De la 1ª carta de san Juan:


Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conocemos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios; y cuanto pidamos lo recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en Él; en esto conocemos que permanece en nosotros por el Espíritu que nos dio. ( 1ª Juan 3, 18-24) Primera Lectura



Del Evangelio según san Juan:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca; y a todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése, da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, ya arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. (Juan 15, 1-8) Evangelio



Quédate junto a nosotros, que la tarde está cayendo.

Quédate.

¿Cómo te encontraremos al declinar el día,

si tu camino no es nuestro camino?

Detente con nosotros;

la mesa está servida,

caliente el pan y envejecido el vino

¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres,

si no comparte nuestra mesa humilde?

Repártenos tu Cuerpo y el gozo irá alejando

la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro,

y al sol abrirse paso por tu frente.

Que el viento de la noche

no apague el fuego vivo

que nos dejó tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas encendidas del Espíritu;

y limpia en lo más hondo

del corazón del hombre

tu imagen empañada por la culpa.



REFLEXIÓN

La vida es dinamismo y movimiento. Desde que nacemos vamos pasando, al compás del tiempo, por distintas edades. En nuestra vida siempre hay un punto de maduración por alcanzar. La humanidad y la historia han ido evolucionando en busca de nuevas metas, de logros más perfectos. Todo ello forma parte de nuestra propia naturaleza. Y todo ello sólo es posible mientras permanecemos vivos. En este pasaje de san Juan, que él coloca tras el lavatorio de pies y la Cena, una de las palabras de Jesús que más se repite es: permanecer. La permanencia es necesaria en muchas cosas y lo que acredita que uno está situado en el lugar apropiado, anclado en la vida, es decir, que permanece vivo. Dios es Vida y Amor. Unidos a Él, tenemos vida. Esta es la permanencia de la que nos habla el Señor. No renunciamos a los cambios biológicos y de edad, de estado u ocupación, tampoco a los físicos u otros que son inherentes a nuestra condición humana; de algunos de ellos no podemos, de otros no es necesario. La desgracia sería desvincularnos de Dios que es vida y Amor, pues acarrearía la muerte eterna.

¿Cómo sabemos que permanecemos en Él? Por nuestras obras, que son los frutos propios de nuestra raíz o de dónde estamos injertados. San Juan, que recogía en su alma esta exhortación de Jesús a permanecer en Él, nos lo dice claramente en su carta: guardando con obras y según verdad lo que nos ha indicado el Maestro. Esto no puede ser suplido por piadosidades, oraciones de boca, ciertas prácticas o servicios que, aun siendo necesarios y buenos, no están realizados en la verdad del amor o no nos conducen hacia el amor. Serían obras de apariencia, mas no en verdad. Estas obras de amor han de desplegarse y fructificar en todos nuestros entornos y quehaceres. Ha de abarcar la vida familiar, laboral… y de las relaciones con nuestros prójimos, en especial los necesitados. Ha de impregnar nuestros juicios, nuestras palabras, nuestros semblantes… para crear espacios y ámbitos de paz y concordia; es decir, los propios de una vida injertada en la Vid verdadera. No debemos permitir la pretensión de hacer creer que somos sarmientos vivos, si es que nuestras obras son propias de sarmientos secos y muertos porque no son según la verdad.

NOTICIAS

+CAMPAÑA RENTA 2011.



Ha comenzado la campaña de la declaración de la renta. Encontramos unas casillas que se deben marcar para que el 0,7% de los impuestos que pagamos se destinen a la Iglesia Católica y a otros Fines Sociales. Si nos hacen la declaración es bueno que lo indiquemos a quien nos la realice. No tenemos que pagar más, ni nos devuelven menos. Gracias a los que colaboráis al sostenimiento de la Iglesia y de las instituciones incluidas en Fines sociales entre las que esta Cáritas.

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