viernes, 14 de octubre de 2011

HOJA 70

Del Profeta Isaías


Así dice el señor a su ungido, Ciro… Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor y no hay otro. ((Isaías 45, 4-6) Primera Lectura

Del Evangelio de san Mateo

En aquel tiempo, los fariseos se retiraron y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no? Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: ¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. Le presentaron un denario. Él les preguntó: ¿De quién son esa cara y esa inscripción? Le respondieron: Del César. Entonces les replicó: Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. (Mateo 22, 15-21) Evangelio

Aclamad la gloria y el poder del Señor

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones.

Porque es grande el Señor y muy digno de alabanza,

más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia,

mientras que el Señor ha hecho el cielo.

Familias de los pueblos aclamad al Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,

decid a los pueblos: es Señor es rey,

Él gobierna a los pueblos rectamente”.

Aclamad la gloria y el poder del Señor.



REFLEXIÓN

Sobre pocas páginas del Evangelio, como de ésta, se han vertido ríos de tinta, gran cantidad de interpretaciones y opiniones; probablemente todas tienen su punto de razón y, como en las demás, ninguna desvela por completo la hondura del Misterio que portan. Hay en el evangelio de san Mateo una amplia crítica al poder; no tanto a poderosos concretos -aunque también en múltiples ocasiones- cuanto al poder como fuerza social que mueve la historia humana. Es severo con respecto al poder. Por lo que a Jesús se refiere, Él no ha hecho sino renunciar a las tendencias políticas de moda. Muestra una honda simpatía y admiración ante la fe de algunos paganos y vapulea sin reparo la confabulación de los dirigentes religiosos con el poder político, que, por turbios intereses, olvidan la Alianza de Dios con el pueblo.

Envuelta en una burda adulación, le lanzan a Jesús una pregunta que no tiene como fin buscar claridad y verdad sino hacerlo caer en la ratonera. La respuesta de Jesús es propia de un hombre vivaz e inteligente, y a primera vista más parece una ingeniosa evasiva que un dicho que se ha de tomar en serio. Sin embargo, hay algo más que una respuesta feliz que esquiva una insidia. En sus palabras aparece alguien sobre el cual no han preguntado: Dios, a quien el pueblo de Israel confiesa como el único Señor, creador de cielo y tierra, el Dios de los padres y de la liberación de la esclavitud, que es digno de ser amado con todo el corazón, con toda la mente… Ante Él queda relativizado todo poder, sea del signo que sea, lo ostente quien lo ostente, aunque sea por caminos lícitos. Es verdad que, como súbditos y miembros de la comunidad humana, hemos de colaborar en orden al bien común, en ocasiones, con el acato y obediencia a la autoridad terrena. Mas sólo Dios es dueño absoluto, el único Señor de la vida y de la muerte, de todos, también de la de cualquier césar. Así pues, Jesús nos invita a levantar la vista y el vuelo por encima de lo cotidiano y manido, nos pone a Dios, el Señor, en el centro de mira; lo hace patente. Y es que a Dios lo encuentra el que lo busca, y Él se hace presente allí donde ni siquiera se preguntan por Él.

NOTICIAS

+El 10 de octubre en Almenara enterramos a Mª Candelas Sandoval Hernández. Descanse en paz.

+ La prensa provincial ha venido informando durante estos últimos días de los estudios demográficos; quizá sea conocido de muchos. No obstante, queremos hacernos eco de ellos. El Instituto Nacional de Estadística prevé que Castilla y León va a perder un 4,07 % de su población en los próximos diez años. En esa fecha, no alcanzará los 2.400.000 (algo así como la mitad de la ciudad de Barcelona). El descenso en la provincia de Salamanca será de un 6,2 %. El porcentaje de descenso en el mundo rural será notablemente superior. Es Salamanca la provincia castellano-leonesa en la que mayor número de habitantes descenderá en términos absolutos: 21.600.





Santa Teresa nació en Avila en 1515. A los dieciocho años ingresó en el convento de Santa María del Carmelo. Por consejo del mismo Jesús emitió el voto, tan arduo como desusado, de hacer siempre lo que entendiese ser más perfecto. De esta forma alcanzó un grado tan alto de oración y vida mística que le valió el sobrenombre de la Mística Doctora. Esa contemplación y continua unión y trato con Dios quedó reflejada en sus numerosas obras que nos dejó escritas gracias al consejo de sus directores espirituales. Con constancia heroica llevó a cabo la reforma de la Orden, fundando más de 32 conventos en su continuo peregrinar de monja andariega. Murió en su convento de Alba de Tormes (Salamanca) en 1582, lugar donde se conserva su cuerpo incorrupto. Fue proclamada por Pablo VI la primera mujer doctora de la iglesia. Su fiesta se celebra el 15 de octubre.

Cuán triste es, Dios mío, la vida sin Ti! Ansiosa de verte deseo morir.

Carrera muy larga es la de este suelo,

morada penosa, muy duro destierro. ¡Oh dueño adorado! Sácame de aquí.

Ansiosa de verte deseo morir. .

Lúgubre es la vida, amarga en extremo; que no vive el alma que está de ti lejos.

¡Oh dulce bien mío, que soy infeliz! Ansiosa de verte deseo morir.

¡Oh muerte benigna, socorre mis penas! Tus golpes son dulces, que el alma libertan.

¡Qué dicha, Oh mi Amado, estar junto a Ti! Ansiosa de verte deseo morir.

El amor mundano apega a esta vida; el amor divino por la otra suspira.

Sin Ti, Dios eterno, ¿quién puede vivir? Ansiosa de verte deseo morir.

La vida terrena es continuo duelo; vida verdadera la hay solo en el cielo.

Permite, Dios mío, que viva yo allí. Ansiosa de verte deseo morir.

¿Quién es el que teme la muerte del cuerpo, si con ella logra un placer inmenso?

¡Oh!, sí, el de amarte, Dios mío, sin fin. Ansiosa de verte deseo morir.

Mi alma afligida gime y desfallece. ¡Ay! ¿Quién de su Amado puede estar ausente?

Acabe ya, acabe aqueste sufrir. Ansiosa de verte deseo morir.

El barbo cogido en doloso anzuelo encuentra en la muerte el fin del tormento.

¡Ay!, también yo sufro, Bien mío, sin Ti. Ansiosa de verte deseo morir.

En vano mi alma te busca, ¡Oh mi dueño!,Tú siempre invisible no alivias su anhelo.

¡Ay!, esto la inflama hasta prorrumpir: Ansiosa de verte deseo morir.

¡Ah!, cuando te dignas entrar en mi pecho, Dios mío, al instante el perderte temo.

Tal pena me aflige, y me hace decir: Ansiosa de verte deseo morir.

Haz, Señor, que acabe tan larga agonía; socorre a tu sierva, que por Ti suspira.

Rompe aquestos hierros y sea feliz.

Ansiosa de verte deseo morir.

Que expíe mis yerros, que es justo padezca; que expíe mis yertos; mis culpas inmensas.

¡Ay!, logren mis lágrimas te dignes oír que ansiosa de verte deseo morir.

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