lunes, 11 de junio de 2012

HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos todo lo que dice el Señor. Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar a la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas, como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se la leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió: Haremos todo lo que manda el Señor y le obedeceremos. Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo diciendo: Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos. (Éxodo 24, 3-8) Primera Lectura


De la carta a los Hebreos:

Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. Su templo es más grande y más perfecto; no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con una cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa; cuánto más la sangre de Cristo que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por eso Él es el mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. (Hebreos 9, 11-15) Segunda Lectura.

Del Evangelio según san Marcos:

El primer Día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él envió a dos discípulos, diciéndoles: Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios. Después de cantar el salmo salieron para el monte de los Olivos. (Marcos 14, 12-16.22-26) Evangelio.

REFLEXIÓN

Hoy fiesta del Corpus Christi. ¿Cómo podríamos nosotros cantar esto? Sin duda, de diferentes modos; uno de ellos podía ser así. Vivía una vez un muchacho, en un pueblecillo insignificante, que llevaba una vida normal. Era piadoso y alegre, aprendía y trabajaba en lo que le salía, además de la artesanía familiar. Eso sí, poseía un alma pacífica y misericordiosa, un corazón manso y humilde, lloraba con los afligidos y anhelaba la justicia de Dios, a quien cada día le iba llamando “Papá” con mayor convicción y fuerza.

Y un día –casi ni sabemos bien cómo fue- cuando ya declinaban sus años juveniles, cayó en la cuenta que no había nada en él que no estuviera destinado a todos los demás; que no debía guardarse nada para sí. Y salió, y comenzó a repartirse. Compartía las palabras que eran hijas de su alma, de las que se alimentaba; de entre ellas, sobresalía una: ¡Padre! Lo decía con tal seguridad, que casi asustaba, pero sobre todo admiraba y atraía; porque no tenía tiempo para sí. Su vida se proyectaba hacia Dios y hacia todos los demás; recorría aldeas, y sus palabras, llenas de belleza y verdad, curaban, limpiaban, revitalizaban, hasta tal punto que las fuerzas del mal que nos aprisionan se revolvían; sin embargo, no podían contra él. Frágil, débil y humano, traslucía tal carga de potestad que no podía ser otra que la divina. Los hambrientos, enfermos, marginados y hasta los pecadores encontraron en él la sonrisa noble de la salud y el perdón. En todos suscitaba alegría y un cambio de corazón, deseos de ser mejores, de seguirle.

En cierta ocasión, inquietó a todos; pues les dijo que sólo quien entrega su vida, como sacrificio espiritual, a Dios y la pone al servicio de sus prójimos encuentra el camino de la Vida. ¿Se lo creyó alguien? Pero él siguió entregándose, amando. Y una tarde, muy singular, terminó de darse por completo a su Padre y a nosotros. Nos entregó su Cuerpo que sostenía aquel Amor tan intenso que alimentaba y regaba su Sangre. Este hombre no estaba exento de instinto de propiedad, no obstante, y pese a fuertes tentaciones superó toda codicia de conservación. Se dio por entero. Por eso, cuando le llegó la muerte, ésta no encontró de qué apropiarse, porque ya todo lo había sido donado. Sólo se quedó con el Amor, al que la muerte no puede destruir. Dios es Amor. ¿Un iluso?

¡Ni mucho menos! Como nadie, mejor que nadie, conoce la realidad de la comunidad eclesial a la que Él confía el signo de la Eucaristía, su Cuerpo entregado y su Sangre derramada. Sabe perfectamente de qué paño estamos hechos. Fue su Padre quien nos moldeó del barro; por eso entiende que somos una comunidad de pecadores, necesitada del perdón y del don y gracia que graciosamente descienden de su Cruz y Resurrección, y que sabemos dónde encontrar la fuente de la esperanza, de la regeneración, el viático en el peregrinaje hacia la Vida. Jesucristo, real y sacramentalmente presente, es quien hoy nos ha sacado a las calles para mostrarse, con idéntica humildad como antaño, como el Salvador de todos nosotros. Algo así y… ¡mucho más! es esta Fiesta.

NOTICIAS

+ El día 30 de mayo celebramos en El Arco la fiesta de san Fernando. De forma más solemne lo festejamos el domingo, día 3. Pese a ser un pueblo pequeño, nuestra celebración fue muy rica, no sólo por la procesión y Bendición de campos, sino por su nutrido coro –unas quince personas, entre mujeres y hombres- que con sencillez y belleza con ayudaron con el canto a que la celebración de la santa Misa la viviéramos con fervor y entusiasmo.

+Dimos cristiana sepultura el 30 de mayo en Palacios a Teófilo Rivas Fernández del Campo. Descanse en paz.

+Dimos cristiana sepultura el 3 de junio en San Pelayo a Bienvenido Borrego Rodríguez. Descanse en paz.

+El pasado domingo 3 de junio recibieron el sacramento de la confirmación en Santiz un grupo de 26 jóvenes: ALFONSO GARCÍA MANGAS,ANDRÉS JUAN PRIETO, EMILIO JULIÁN PRIETO,JAVIER ÁLVAREZ VICENTE,JAVIER MATEOS SANTOS,JESUS MARÍA CUADRADO PÉREZ,JUAN ANTONIO PRIETO MARTÍN,JUAN GONZÁLEZ VICENTE , MANUEL VICENTE IGLESIAS, MANUEL HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, MIGUEL ANGEL JULIÁN PRIETO, RAMÓN RODRÍGUEZ CUADRADO, RUBÉN HERNÁNDEZ MARTÍN, RUBÉN RODRIGUEZ BRAGADO, ANA ISABEL ÁLVAREZ VICENTE,-BELEN CALVO RODRÍGUEZ, BEATRIZ JUAN PRIETO, JOSEFA GARCÍA MANGAS, LAURA RODRÍGUEZ BRAGADO, LAURA SÁNCHEZ GARCÍA, MARÍA BELEN ÁLVAREZ VICENTE, Mª ÁNGELES HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, MARÍA ISABEL JUAN PRIETO, MARÍA JOSE RODRÍGUEZ BRAGADO, REBECA VICENTE IGLESIAS, ROCíO DE LAS CANDELAS JULIÁN HERNÁNDEZ . Enhorabuena.

sábado, 2 de junio de 2012

HOJA 98


Del Libro del Deuteronomio:


Habló Moisés al pueblo y dijo: Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás desde un extremo al otro del cielo palabra tan grande como ésta?, ¿se oyó cosa semejante?, ¿hay algún pueblo que haya oído como tú has oído la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?, ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor tu Dios te da para siempre. (Deuteronomio 4, 32-40) Primera Lectura

De la carta de san Pablo a los Romanos:

Hermanos: los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 8, 14-17) Segunda Lectura

Del Evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo 28, 16-20) Evangelio



Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

La palabra del Señor es sincera,

Y todas sus acciones son leales;

Él ama el derecho y la justicia,

Y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo,

El aliento de su boca, sus ejércitos,

Él lo mandó y surgió.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad



REFLEXIÓN

Conforme pasan los años por nosotros, ciertamente que adquirimos –sin duda alguna- mayor finura en algunas facetas de nuestra personalidad: la paciencia, experiencia, reflexión, calma… Pero también no pocas de nuestras facultades van menguando: el vigor físico, la fortaleza de nuestras rodillas, la vista, la agilidad mental… Entramos en un declive; posiblemente la decadencia más grave sería perder por completo la memoria; no saber quiénes fuimos, no recordar quiénes nos acompañaron en el pasado; que se hayan borrado en nuestra mente y corazón las huellas de quienes nos quisieron y amaron, a quienes reconocimos como amigos, hermanos, padres. Esta es una de las desgracias más grandes que pueden azotar a cualquiera de nosotros. Pues bien, la desdicha mayor que puede alcanzar a un cristiano es perder la memoria de Dios. Que Dios se haya borrado de su mente y de su corazón. Avivando, espoleando esa memoria de Dios es como comienza Moisés su exhortación al pueblo, que hoy nos ha llegado como primera Lectura. Haz memoria.

Todo el Año Litúrgico es hacer memoria de Dios. La Iglesia se alimenta haciendo memoria de Dios, recordando la obra de Dios ha hecho en ella y a través de ella, por eso se siente querida y perdonada, se ha de sentir rejuvenecida y enviada. En cada generación y en cada momento del transcurso del tiempo. Necesitamos recobrar la memoria de Dios. Al que nombrábamos al santiguarnos desde pequeñitos. Al que con alma pura le rezábamos en silencio, en familia y en la doctrina. Hacer memoria de Dios que infundía, mes tras mes, el deseo de acercarnos a la primera Comunión. Hacer memoria de Dios que infundía alegría en nuestros rostros y corazones, pese a considerables penurias, cuando con devoción aprendíamos las bienaventuranzas, las obras de misericordia y gozosos –con qué poquito!- practicábamos algunas de ellas. ¡Qué necesario es hacer memoria de Dios! Sí, del Dios vivo y verdadero, ante el cual dos enamorados os habéis unido sacramentalmente en fidelidad de amor, abiertos al regalo de otras vidas en medio de las vuestras. Memoria de la ayuda de Dios, de su presencia en la imagen de los hijos nacidos y criados con su ayuda, con el aliento de su fuerza para educarlos y guiarlos por el camino de Dios. Hacer memoria de Dios. De Aquel que con suavidad unas veces, otras con medicinal aspereza, nos inculca en la Confesión el camino del sacrificio, abnegación, esfuerzo, honradez, disponibilidad y elegante educación para afrontar y superar peligros, serias dificultades y posibles desvíos; todo ello arropado por su bondad y misericordia, perdón y gracia. Memoria de Dios que nos ha dado fortaleza para cerrar piadosamente los ojos de nuestros mayores y esperanza en la vida eterna. ¿O es que hemos perdido la memoria de Dios?

NOTICIAS
+ El próximo domingo, fiesta de Corpus Christi, es también el día de Caritas. Una ocasión propicia para afianzar nuestro compromiso de amor, en torno a Jesús Eucaristía, comununión. Dar gracias a Dios por todas y cada una de las personas que desarrollan una labor desinteresada y generosa, sean cuales sean las formas de colaboración: trabajadores, voluntariado, socios, donantes… El lema de este año: Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir nos insta a un estilo de vida más humano y evangélico, que nos lleva a dar pasos concretos y comprometidos. Quiere, ante todo, apelar a nuestro compromiso personal y social. No permitamos que esta gravísima crisis económica que atravesamos nos deshumanice y hiele nuestros corazones.

+ El miércoles 30 de mayo dimos cristiana sepultura en Palacios a Teófilo Rivas Fernández del Campo. Descanse en paz.

CUENTO: EL ZORRO MUTILADO

Fábula del místico árabe Sa´di:

Un hombre que pasaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca.

El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios, y se dijo a sí mismo: "Voy también yo a quedarme en un rincón confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito".

Así lo hizo durante muchos días, pero no sucedió nada y el pobre hombre ya estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía: "Oh, tú que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado".

Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: "¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?".

Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche, de improviso, me respondió: "Ciertamente que he hecho algo, te he hecho a tí".

sábado, 26 de mayo de 2012

HOJA 97




De los Hechos de los Apóstoles


Todos los discípulos estaban pasando juntos el día de Pentecostés. De repente un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: “¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.” (Hechos2, 1-11) Primera Lectura.



De la 1ª carta de san Pablo a los Corintios:

Hermanos: Nadie puede decir “Jesús es Señor”, si no es bajo la acción del espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, a pesar de ser muchos, son un mismo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (1ª Corintios 12, 3-13) Segunda Lectura

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.


Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;


luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.


Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,


rregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,


gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.


Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.


Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;


mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.


Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,


lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,


doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.


Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.


Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;


salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.



REFLEXIÓN

Desde la primera página hasta la última de la Sagrada Escritura, todo el decir sobre Dios es un balbuceo. Este se hace más patente cuando escribe y hablamos acerca del Espíritu Santo. Nuestras palabras sobre Él, como aquellas que usa el bebé para comunicarse, son balbucientes; sólo la madre, en sintonía vital de amor, las va descifrando, comprendiendo. Ellas llenan de alegría y asombro los corazones de los padres. Algo así nos sucede cuando nos disponemos a hablar sobre el Espíritu Santo, que es Dios y, por ende, Misterio insondable. Quienes tienen la dicha de ser inundados por Él, quienes conscientemente lo respiran, esos santos conocidos y los muy numerables desconocidos por nosotros, cuando han hablado y hablan de Él, lo hacen usando figuras poéticas que expresan una parte, necesariamente siempre incompleta, de la grandeza de su Ser, de su Misterio. La mayoría de las veces, valiéndose de su hacer, de lo que Dios realiza en nosotros, vislumbramos –balbuceamos- la realidad de su ser misterioso. Alguien, cuyo nombre desconocemos, ha dado esa oración tan hermosa, la Secuencia, que la los cristianos rezamos en el día de hoy antes de la proclamación y escucha del Evangelio.

Cada una de esas figuras –Padre amoroso, luz que inunda, consuelo-

evoca en nuestra memoria situaciones, bien diarias, que nos acompañan en la vida y que aligeran el peso de la existencia. Así, y mucho más, es el Espíritu Santo. Descanso, tregua, brisa, gozo. Es verdad que son palabras que vienen definidas en el diccionario, pero cuando las pronunciamos y nos servimos de ellas expresan la carga de nuestra experiencia, están asociadas a acontecimientos, normales o extraordinarios, relacionados con nuestro pensar, sentir y vivir. Riego que fertiliza, salud, aseo y belleza… hacen de nuestra vida algo hermoso y alegre; nos dan libertad y vigor, entusiasmo y esperanza. Si a la muerte la asociamos con la frialdad, Él es calor de vida.

Durante estas últimas semanas os hemos invitado a suplicar el Espíritu Santo; hoy lo hacemos con mayor énfasis. Esta oración, la Secuencia, puede servirnos para ello. Leámosla despacio y calma, meditémosla con sosiego y detenimiento, recémosla con insistencia. Cuanto más la deletreemos, más descubriremos su riqueza, las fibras de nuestra sensibilidad alcanzarán mayor finura. Nuestra fe, esperanza y caridad se afianzarán.

NOTICIAS

+El pasado domingo, fiesta de la Ascensión del Señor, fue ordenado presbítero, en la catedral, Andrés González Buenadicha. Es el más reciente sacerdote que tenemos en nuestra Diócesis. Es motivo de gran alegría para todos y ocasión propicia para que sigamos pidiendo al Señor, dueño de la mies, que envíe obreros a su mies.

+ El pasado 19 tomó su primera comunión Lucia en Palacios del Arzobispo. Enhorabuena.

+ Este domingo 27 presentamos en Palacios del Arzobispo 3 imágenes restauradas de la Virgen bajo las advocaciones del Monte, del Rosario y la Dolorosa. El presupuesto total ha sido 3776 euros. Agradecemos las colaboraciones que ya hemos recibido y las que vengan.


sábado, 19 de mayo de 2012

Hoja 96

De la carta de san Pablo a los Efesios:


Hermanos: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos. (Efesios 1, 17-23) Segunda Lectura

Del Evangelio según san Marcos:


En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once, y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer, será condenado. A los que crean les acompañarán estos signos: echarán en mi nombre demonios, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos. El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban. (Marcos 16, 15-20) Evangelio.

Dios asciende entre aclamaciones,

El Señor, al son de trompetas.

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo:

porque el Señor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

Tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro Rey, tocad.

porque Dios es el Rey del mundo:

tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se siente en su trono sagrado.

Dios asciende entre aclamaciones,

El Señor, al son de trompetas.



REFLEXIÓN

Siempre fue en jueves hasta que dejó de serlo. ¡Cómo cambian las cosas! Es verdad, ha cambiado de día, pero seguimos celebrando esta solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo. En plena primavera, el séptimo domingo después de la Pascua, los cristianos hemos señalado ese día jubiloso para celebrar el colofón de la obra que Dios Padre ha realizado, por su Hijo encarnado, en nuestro favor, a favor de la humanidad redimida. El que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, realizada la misión a Él encomendada, subió al cielo, y está sentado a la derecha de Dios Padre. Es el día del triunfo definitivo; del triunfo absoluto. Ante éste todos los éxitos, incluso los importantes, palidecen. Si bien es más justo y estimulante afirmar que todos los sanos avances que la humanidad va realizando son destellos, todavía en penumbra, de la gloria a la que está destinada. Es, por lo tanto, nuestra la esta fiesta que hoy celebramos. Es nuestra porque Jesucristo, ascendido al cielo, es nuestra Cabeza y está siempre con nosotros; no nos ha abandonado. Lo profesamos alegre y firmemente en el Prefacio que hemos rezado este domingo: No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos como Cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino.

Eso mismo es lo que nos dice san Pablo en la carta a los Efesios (Segunda Lectura). Si la leemos con calma y lentamente, saborearemos el apremiante deseo de participar en esa gloria a la que estamos llamados y destinados. Con los ojos puestos en esa meta, podremos relativizar y discernir con acierto nuestros objetivos y, también, comprender que algunos de nuestros aparentes fracasos llevan semilla de eternidad. Sólo con nuestra mente y corazón humanos es difícil –por no decir, imposible- hallar el camino para alcanzar esa herencia gloriosa que nos espera. Por eso, en todo tiempo pero singularmente en éste, es menester suplicar el Espíritu Santo para que nos ilumine y conduzca. Hagámoslo así con insistencia, fervor y confianza.

NOTICIAS

+ Con gran alegría y solemnidad celebramos en Aldearrodrigo el día 8 la fiesta de san Miguel, arcángel. En esa festividad, tan arraigada en la parroquia, don Miguel, uno de los sacerdotes de nuestra Unidad de Pastoral, nos ayudó a reflexionar, valiéndose del significado del nombre del arcángel, sobre cómo es la imagen que con nuestra vida manifestamos y proyectamos de Dios. Ese día, en el que el Excmo. Ayuntamiento nos invitó a compartir la comida juntos, fue el inicio de diversos actos festivos que culminaron en el fin de semana con notable participación de muchos residentes fuera y que vinieron a la fiesta. De entre esos actos destacamos, como parroquia, la solemne Bendición de campos, el sábado día 12. Fue una semana que ha ayudado a todos a sentirse mejores vecinos, más amigos y a potenciar el sentido de parroquia.

+ Es normal que nos cueste y apene que ciertas celebraciones no se puedan llevar a cabo como hace cinco, diez o quince años atrás. Diversos factores se nos han echado como encima e imposibilitan que sea como antaño. Tal ocurre, entre otras, con la fiesta de san Isidro y la Bendición de los campos. Sin embargo, esta dificultad no nos priva de que todo ello se realice; es más, nos es una ayuda notable para que lo que podemos hacer, lo hagamos con mayor sinceridad y sentido genuino. Y así lo intentamos la mayoría que vamos aceptando con serenidad la realidad que se nos impone. En torno al día de san Isidro hemos bendecido nuestros campos, dando gracias a Dios por el don de la tierra, de la que venimos y volveremos, por la salud que nos permite cultivarla y hallar el sustento, al tiempo que le suplicamos nos conceda sus frutos y los disfrutemos compartiéndolos en paz.

VALVERDÓN


+ El sábado, día 12, recibió sepultura cristiana en Aldearrodrigo Marcelino Herrero Alonso. Descanse en paz.

+ El día 18 estuvimos reunidos con el Sr. Obispo todos los sacerdotes de este arciprestazgo para revisar la tarea del curso y programar de cara al próximo. La Diócesis está dividida en 12 arciprestazgos. Cada uno de éstos comprende una porción territorial de parroquias, unidas por la cercanía y similitud de características. El nuestro lleva el nombre de “La Armuña” y comprende las siguientes poblaciones: Aldearrodrigo, Almenara de Tormes, El Arco, Palacios del Arzobispo, San Pelayo de Guareña, Santiz, Torresmenudas, Valverdón, Zamayón, Calzada de Valdunciel, Carbajosa de Armuña, Castellanos de Villiquera, Forfoleda, La Mata de Armuña, Topas, Valdelosa, Valdunciel, Aldeanuela de Figueroa, Arcediano, Negrilla de Palencia, Palencia de Negrilla, Pedrosillo el Ralo, Tardáguila, La Vellés, Cabezabellosa de la Calzada, Espino de la Orbada, Gomecello, La Orbada, Pajares de la Laguna, Parada de Rubiales, El Pedroso de Armuña, Pitiegua, Villanueva de los Pavones y Villaverde de Guareña. A este arciprestazgo lo atendemos diez sacerdotes, solamente dos tienen menos de 65 años.

viernes, 11 de mayo de 2012

Hoja 95

De los Hechos de los Apóstoles:


Aconteció que cuando iba a entrar Pedro, Cornelio salió a su encuentro y se echó a sus pies. Pero Pedro lo levantó diciendo: Levántate, que soy un hombre como tú. Y tomando de nuevo la palabra, Pedro añadió: Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Todavía estaba hablando Pedro, cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles. Pedro añadió: ¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? Y mandó bautizarlos en nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos. (Hechos 10) Primera Lectura.


Del Evangelio según san Juan

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me ha amado así os he amado yo: permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros. (Juan 15, 9-17) Evangelio

Sobre el Espíritu Santo

El día 27 de este mes se cumple los cincuenta días después de la Pascua; es pues Pentecostés, el día en que conmemoramos la llegada del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, unidos en oración y esperanza con María y con algunas mujeres. Durante estos días que faltan, la Iglesia nos invita a suplicar el Don del Espíritu Santo. Esta es una hermosa oración que, desde hace siglos, los cristianos hemos rezado. Es bueno para nosotros orar ahora todos los días:

Ven, Espíritu Creador,

visita los corazones de los tuyos,

colma con la Gracia de lo Alto

las entrañas que Tú creaste.

Tú, a quien llamamos Defensor,

don de Dios Altísimo,

la fuente viva, el fuego, la caridad,

la unción alentada por Ti.

Tú, que te das en siete dones,

dedo de la mano derecha del Padre;

Tú, su promesa fielmente cumplida,

enriquece nuestros labios con la Palabra.

Enciende la Luz en los ojos,

infunde el Amor en los corazones,

fortalece con la fuerza que no cesa

la flaqueza de nuestro cuerpo.

Aleja cada vez más al enemigo,

danos la Paz como don primero

y así, guiados por Ti, al ir delante de nosotros,

evitemos toda senda que nos daña.

Por Ti conozcamos al Padre

y conozcamos también al Hijo

y creamos en Ti, don del uno y del otro,

en el transcurso eterno del tiempo.

A Dios, el Padre, y al Hijo

que resucitó de entre los muertos,

y al Paráclito que nos defiende,

gloria sea en los siglos de los siglos. Amén



María en los evangelios.

El personaje central y absoluto del Nuevo Testamento, es Jesucristo y no debe extrañarnos la parquedad de referencias a la Virgen. Pero las pocas citas que nos hablan de Ella, han sido suficientes para que la Iglesia, con grande amor, la conozca profundamente y la venere con especial predilección.

Ponemos a continuación, las citas de los Evangelios que de manera especial se refieren a la Virgen María:

• El ángel anuncia a la Virgen María la maternidad divina. (Lc. 1,26-38)

• María visita a su prima Isabel. (Lc.1,39-45)

• María entona el Magnificat. (Lc.1,46-56)

• El ángel anuncia a José el nacimiento de Jesús. (Mt. 1, 18-25)

• Genealogía de Jesús, según la línea del Rey David.- (Mt. 1, 1 - 1 7; Le.3,23-38)

• Jesús nace en Belén (Lc.2,1-7)

• Adoración de los pastores. (Lc.2,8-20)

• Circuncisión de Jesús. (Lc. 2,21)

• Presentación en el Templo. (Lc.2,22-38)

• Adoración de los magos de Oriente. (Mt.2,1-12)

• La Sagrada Familia huye a Egipto. (Mt.2,13-15)

• Jesús con los doctore!. (Lc.2,41-50)

• Jesús en Nazaret. (Lc.2,39-40; 51-52)

• En Caná de Galilea, Jesús realiza su primer milagro. (Jn.2,1-12)

• Quien hace la voluntad de Dios, este es mi hermano. (Mt.12, 46-50; Mc.3,31-35; Lc.8,19-21 y 11,27-28)

• Jesús nos da a su Madre. (Jn. 1 9,25-27)


viernes, 4 de mayo de 2012

HOJA 94

De la 1ª carta de san Juan:


Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conocemos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios; y cuanto pidamos lo recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en Él; en esto conocemos que permanece en nosotros por el Espíritu que nos dio. ( 1ª Juan 3, 18-24) Primera Lectura



Del Evangelio según san Juan:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca; y a todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése, da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, ya arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. (Juan 15, 1-8) Evangelio



Quédate junto a nosotros, que la tarde está cayendo.

Quédate.

¿Cómo te encontraremos al declinar el día,

si tu camino no es nuestro camino?

Detente con nosotros;

la mesa está servida,

caliente el pan y envejecido el vino

¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres,

si no comparte nuestra mesa humilde?

Repártenos tu Cuerpo y el gozo irá alejando

la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro,

y al sol abrirse paso por tu frente.

Que el viento de la noche

no apague el fuego vivo

que nos dejó tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas encendidas del Espíritu;

y limpia en lo más hondo

del corazón del hombre

tu imagen empañada por la culpa.



REFLEXIÓN

La vida es dinamismo y movimiento. Desde que nacemos vamos pasando, al compás del tiempo, por distintas edades. En nuestra vida siempre hay un punto de maduración por alcanzar. La humanidad y la historia han ido evolucionando en busca de nuevas metas, de logros más perfectos. Todo ello forma parte de nuestra propia naturaleza. Y todo ello sólo es posible mientras permanecemos vivos. En este pasaje de san Juan, que él coloca tras el lavatorio de pies y la Cena, una de las palabras de Jesús que más se repite es: permanecer. La permanencia es necesaria en muchas cosas y lo que acredita que uno está situado en el lugar apropiado, anclado en la vida, es decir, que permanece vivo. Dios es Vida y Amor. Unidos a Él, tenemos vida. Esta es la permanencia de la que nos habla el Señor. No renunciamos a los cambios biológicos y de edad, de estado u ocupación, tampoco a los físicos u otros que son inherentes a nuestra condición humana; de algunos de ellos no podemos, de otros no es necesario. La desgracia sería desvincularnos de Dios que es vida y Amor, pues acarrearía la muerte eterna.

¿Cómo sabemos que permanecemos en Él? Por nuestras obras, que son los frutos propios de nuestra raíz o de dónde estamos injertados. San Juan, que recogía en su alma esta exhortación de Jesús a permanecer en Él, nos lo dice claramente en su carta: guardando con obras y según verdad lo que nos ha indicado el Maestro. Esto no puede ser suplido por piadosidades, oraciones de boca, ciertas prácticas o servicios que, aun siendo necesarios y buenos, no están realizados en la verdad del amor o no nos conducen hacia el amor. Serían obras de apariencia, mas no en verdad. Estas obras de amor han de desplegarse y fructificar en todos nuestros entornos y quehaceres. Ha de abarcar la vida familiar, laboral… y de las relaciones con nuestros prójimos, en especial los necesitados. Ha de impregnar nuestros juicios, nuestras palabras, nuestros semblantes… para crear espacios y ámbitos de paz y concordia; es decir, los propios de una vida injertada en la Vid verdadera. No debemos permitir la pretensión de hacer creer que somos sarmientos vivos, si es que nuestras obras son propias de sarmientos secos y muertos porque no son según la verdad.

NOTICIAS

+CAMPAÑA RENTA 2011.



Ha comenzado la campaña de la declaración de la renta. Encontramos unas casillas que se deben marcar para que el 0,7% de los impuestos que pagamos se destinen a la Iglesia Católica y a otros Fines Sociales. Si nos hacen la declaración es bueno que lo indiquemos a quien nos la realice. No tenemos que pagar más, ni nos devuelven menos. Gracias a los que colaboráis al sostenimiento de la Iglesia y de las instituciones incluidas en Fines sociales entre las que esta Cáritas.

sábado, 28 de abril de 2012

HOJA 93

De los Hechos de los Apóstoles


En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y senadores, escuchadme: porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre. Pues quede bien claro, a vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos”. (Hechos 4, 8-11) Primera Lectura

De la 1ª Carta de san Juan:

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él. Queridos: ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. (1ª Juan 3, 1-2) Segunda Lectura.

Del Evangelio según san Juan:

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: “Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy la vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a éstas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre”. (Juan 10, 11-18) Evangelio.



Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño,

Tú que hiciste cayado de ese leño,

en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguirte empeño,

tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados,

pero, ¿cómo te digo que me esperes,

si estás para esperar los pies clavados?

( Lope de Vega )

REFLEXIÓN

Piedra angular y Pastor son dos nombres con los que designan a Jesús las Lecturas de hoy. De la misma persona, dos facetas o aspectos integrados en una unidad personal. La piedra hace referencia a una construcción; el pastor al cuidado. De esa forma, podemos afirmar cuantos tenemos a Jesucristo como nuestra Piedra angular y Pastor que nos hallamos sostenidos y protegidos. Tanto en el inicio de nuestra existencia como en el despliegue de ella el Señor está activamente presente. Este actuar suyo, esa presencia en nosotros nos llega e impulsa a la relación con los demás; nos funda y protege no sólo individualmente sino dentro de una comunidad. Eso quiere expresar las palabras construcción y redil. Al fin y al cabo, formamos parte de la humanidad creada y llamada a la unidad.

Lejos de una vida borreguil, en la que un borrego sigue la senda de otro borrego, el cristiano bautizado ve en Jesucristo su fundamento originario y el camino que le conduce, unido a sus hermanos, hasta la unidad en el corazón amoroso de Dios, hasta la belleza de la construcción de la casa habitable y compartida en paz. Cada piedra, cada piedrecilla cumple su necesaria función para el sostenimiento del edificio; cada cordero es compañía pacífica para los miembros de la grey. Con oído atento y ánimo confiado, en medio de las travesías, a veces tenebrosas, de la vida, los cristianos caminamos tras el cayado que nos conduce hasta la manifestación de lo que ya somos: hijos del Padre. Es el camino pascual. Es entregar la vida a Dios para que la oriente hacia todos sus hijos; es la obediencia de la fe; es la búsqueda constante de perfeccionar el deseo por la bondad; es el ejercicio de la caridad servicial; es confiada humildad ante Dios y los demás. En una palabra, es el seguimiento del único y Buen Pastor. ¿Es este nuestro propósito? ¿Es esta nuestra determinación? ¿Qué he de hacer? ¿Qué me falta para ello?

NOTICIAS

+ Por diversas razones, algunas de ellas marcadas por la casi imposibilidad, la hojita estuvo ausente tres domingos. Lo sentimos. Sin embargo, fue para nosotros gratificante el hecho de que haya sido echada de menos por no pocos de vosotros. Con expresiones sencillas y gráficas algunos nos habéis manifestado la añoranza por ella. Nos alegra, y ello nos impulsa a poner mayor entusiasmo y esmero en su confección.

+CAMPAÑA RENTA 2011.

Ha comenzado la campaña de la declaración de la renta. Encontramos unas casillas que se deben marcar para que el 0,7% de los impuestos que pagamos se destinen a la Iglesia Católica y a otros Fines Sociales. Si nos hacen la declaración es bueno que lo indiquemos a quien nos la realice. No tenemos que pagar más, ni nos devuelven menos. Gracias a los que colaboráis al sostenimiento de la Iglesia y de las instituciones incluidas en Fines sociales entre las que esta Cáritas.



+Operación Bocata en Valverdón :este domingo celebramos la operación Bocata a beneficio de Manos Unidas. Como el año pasado un grupo de mujeres se ha decidido a llevarlo a cabo. La gente colabora entregando productos para hacer los bocadillos. Después todo el mundo abona 3 euros por bocadillo y bebida.

domingo, 22 de abril de 2012

HOJA 92

De los Hechos de los Apóstoles:


En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: Israelitas, ¿de qué os admiráis?, ¿por qué nos miráis como si hubiésemos hecho andar a éste por nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo y pedisteis el indulto de un asesino: matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que los hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados. (Hechos 3, 13-15. 17-19) Primera Lectura

Del Evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y cómo reconocieron a Jesús en el partir del pan. Mientras hablaban, se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: “Paz a vosotros”. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo”. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tenéis ahí algo que comer?” Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: “Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse”. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén”. (Lucas 24, 35-48) Evangelio.

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables unió en nueva Alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla

y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?

-A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia

que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana

y da a tus fieles parte de tu victoria santa.

Amén Aleluya.



REFLEXIÓN

De los siete sacramentos de los que el Señor ha dotado a su Iglesia, destacan dos como fundamentales: el Bautismo y la Eucaristía. De la llaga de su costado brotaron sangre y agua. De esa forma expresa el evangelio de san Juan el nacimiento y entrega de esos dos sacramentos. De ellos nos hablan preferentemente las lecturas que la Iglesia proclama y medita en el Tiempo pascual. El evangelio de hoy, tomado del escrito por san Lucas, nos relata con un colorido singular un encuentro eucarístico de Jesús con su comunidad de discípulos. Él es quien habla y realiza.

Todo lo hablado, desde antiguo, por Dios se refiere a Él. Todo lo dicho por Dios, en los salmos, ley y profetas, es acerca del plan salvador para nosotros que se realiza en Jesucristo. Y es que toda la palabra de Dios converge en su Ungido, Mesías, Cristo. Su entrada en este mundo y su historia, el hacerse hombre verdadero y compartir nuestra existencia terrena en toda su extensión, menos en el pecado, es un ordenamiento concebido por el Padre a favor nuestro. Ese amor filial y fiel del Ungido no ha sucumbido y no pudo romperlo ni la muerte. Es más, su muerte ha sido la prueba suprema de su amor. El poder de Dios que lo levanta del sepulcro es el Amor. Esto es lo que Jesús les explica a los discípulos y lo esclarece mostrándoles las llagas –ahora gloriosas- de las manos y de los pies. Todo esto son puntos esenciales de la santa Misa, que Jesucristo mismo –ayer y hoy- celebraba y celebra el domingo, el primer día de la semana en aquella época. Participar –no sólo el mero asistir- a estas realidades fundadoras de nuestra vida cristiana, adherirnos con fe viva y sintonizar nuestras actitudes con las suyas, entre otras cosas, es la conversión a la que san Pedro nos exhorta.

Los primeros creyentes sabían que ir a Misa no era cuestión de "ganas", sino que estaban convencidos de la grandeza del acto, el más importante de la vida de la Iglesia, y hacían grandes sacrificios, como recorrer grandes distancias o arriesgar la vida para participar en la liturgia eucarística. Sabían que su primer deber era alabar a Dios por sus beneficios y recibir el cuerpo del Señor para sustento de la vida. E igual que arreglamos los horarios para hacer lo que verdaderamente nos interesa, también si valoramos convenientemente la Misa asistiremos a ella, sacrificando el tiempo que haga falta. Nos dice el Papa: "comprometeos a no dejarla nunca", "os recomiendo la participación en la Santa Misa festiva. Sois cristianos y por eso, no dejéis nunca la Santa Misa. El encuentro con Jesús y con la comunidad parroquial es un deber", "pero debe ser también una alegría y un verdadero consuelo".

Sabiendo que es un acto festivo, una invitación, no se puede asistir a Misa con una actitud propia de un restaurante, donde se llega a la hora que se quiere, y vamos solos o en grupo, y cada uno va a lo suyo... podemos imaginarnos una historia.



Jordi llega a su casa: "hola cariño -saluda a su mujer-... voy a jugar tenis, Manuel y yo hemos quedado, lo siento porque no podré quedarme a cenar..."

-"Pero Jordi -contesta la mujer-: es ya tarde, y quería estar contigo el día de tu cumpleaños... te tenía preparada la comida que te gusta: carne a la borgoñona, verduras, una tarta de limón..."

-"Lo siento cariño, tomaremos algo en un frangfurt..." y mientras sale por la puerta dice unas últimas palabras: -"tómatelo tú".

Ella cae sentada allí mismo donde estaba, y llora con fuerza mientras no sabe repetir otra cosa que "-¡no me quiere!".

NOTICIAS

+ Gracias a todos cuantos habéis compartido con nosotros las celebraciones litúrgicas propias de la Semana Santa. Muy singularmente queremos resaltar la ayuda que habéis prestado, en las diferentes parroquias de nuestra Unidad de Pastoral, para el desarrollo de dichas celebraciones. A los Ayuntamientos que han donado los ramos, a cuantos os ocupasteis de distribuirlos y a quienes habéis orientado y dirigido algunos actos de piedad. No podemos olvidar a lo que habéis preparado los Monumentos, las imágenes, manteles, las flores, el agua, el fuego… Muchas gracias a todos. Somos conscientes también de vuestra comprensiva aceptación ante nuestra forzada ausencia en algunos de los ritos de estos días.

+ El día 16, en medio unos días festivos en Torresmenudas, hemos honrado y venerado a Nuestra Señora de la Paz. Al igual que estos últimos años, nos acompañaron y ayudaron con sus cantos el grupo “la Contradanza”, invitado por el Ayuntamiento. Fue una jornada alegre, festiva y devota para un buen número de parroquianos que nos dimos cita en la Misa y procesión. Durante ella, volvimos a escuchar de los labios maternales de María el legado que nos ha dejado para siempre: “Haced lo que Él os diga”.

+El 25 de marzo hemos dado sepultura cristiana en Santiz a Paulina Rodríguez Martín. +El 26 de marzo hemos dado sepultura cristiana en Almenara a María Teresa Mangas Juan. + El 19 de abril, hemos dado sepultura cristiana a Hipólito Sierra, en Aldearrodrigo. Dales Señor el descanso eterno.

sábado, 14 de abril de 2012

2º DOMINGO DE PASCUA

De los Hechos de los Apóstoles:


En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenían. Los Apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor. Todos eran muy bien vistos. Ninguna pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a la disposición de los Apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. (Hechos 4, 32-25) Primera Lectura



De la primera carta de san Juan:

Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Aquel que da el ser ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe; porque, ¿quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre: y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. (1ª Juan 5, 1-6) Segunda Lectura



Del Evangelio según san Juan:

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos; y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y diciendo esto les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se lo retengáis les quedan retenidos”. (Juan 20, 19-23) Evangelio





Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables unió en nueva Alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla

y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?

-A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,

los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia

que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana

y da a tus fieles parte de tu victoria santa.

Amén Aleluya.



REFLEXION



Ya unos cuantos siglos antes de Jesucristo, escribía Aristóteles que los amigos lo tienen todo en común. Es éste uno de los ideales de la unión y comunión, uno de los anhelos de la humanidad. Sin embargo, se nos presenta como inalcanzable como logro universal. El egoísmo, con sus múltiples facetas y manifestaciones, nos dificulta sobremanera alcanzar la realización de esta aspiración. Con todo, ahí está como ideal. En Jesús, el Hijo de Dios, se ha cumplido. En unión perfecta con Dios Padre nos ha aunado a El. Para ello fue enviado y a ello nos envía. Dejándonos encontrar por Él se apaciguan –Paz a vosotros- nuestros inquietos y malignos deseos. Es como un nuevo nacimiento –tal cosa es el Bautismo-, que, nacidos de Dios, queremos comportarnos como hijos de nuestro Padre con el amor a Él a nuestros hermanos. Pues todo el que ama a Aquel que da el ser ama también al que ha nacido de Él. Es lo lógico en el grupo de los creyentes. Lo propio de ellos; lo que han de vivir y transmitir.

Las formas pueden ser muy variadas, como distintas son las situaciones y tiempos por los que ha atravesado y atraviesa la comunidad cristiana, el grupo de los creyentes. El momento de hoy es de gran zozobra. Se han conmovido los cimientos que, en otro tiempo, sostenían unas relaciones cordiales, hospitalarias, de cercanía y ayuda mutuas, de compañía serena. Y han surgido los individualismos, el competir y querer encumbrarse sobre y a costa de los demás; florece la indiferencia y avaricia. Casi nos hemos olvidado Quién nos ha creado y cuál es el verdadero destino de cada uno de nosotros y de la humanidad en su totalidad y unidad. Encerrados en nosotros mismos –como los discípulos, por miedo-, caemos en la parálisis del espíritu y olvidamos al que pasa aún mayores necesidades.

¿Se puede salir de esta lamentable situación? Sí. Jesucristo, muerto y resucitado, nos lo atestigua. No será por el camino del acaparamiento, de las riquezas, de las especulaciones de los poderosos. El camino seguro, mostrado y testimoniado por Él, es el compartir, el donar, el amar. Supliquemos ese Espíritu que enciende nuestros corazones y lo hace posible. Pidámoslo así todos, unos por los otros.


GRACIAS


<> Gracias a todos cuantos habéis compartido con nosotros las celebraciones litúrgicas propias de la Semana Santa. Muy singularmente queremos resaltar la ayuda que habéis prestado, en las diferentes parroquias de nuestra Unidad de Pastoral, para el desarrollo de dichas celebraciones. A los Ayuntamientos que han donado los ramos, a cuantos os ocupasteis de distribuirlos y a quienes habéis orientado y dirigido algunos actos de piedad. No podemos olvidar a lo que habéis preparado los Monumentos, las imágenes, manteles, el agua, el fuego… Muchas gracias a todos. Somos conscientes también de vuestra comprensiva aceptación ante nuestra forzada ausencia en algunos de los ritos de estos días.

domingo, 8 de abril de 2012

Cristo Resucitó, Aleluya Aleluya

Exulten por fin los coros de los ángeles,


exulten las jerarquías del cielo,

y por la victoria de Rey tan poderoso

que las trompetas anuncien la salvación.



Goce también la tierra,

inundada de tanta claridad,

y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,

se sienta libre de la tiniebla

que cubría el orbe entero.



Alégrese también nuestra madre la Iglesia,

revestida de luz tan brillante;

resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.



En verdad es justo y necesario

aclamar con nuestras voces

y con todo el afecto del corazón

a Dios invisible, el Padre todopoderoso,

y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.



Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre

la deuda de Adán

y, derramando su sangre,

canceló el recibo del antiguo pecado.



Porque éstas son las fiestas de Pascua,

en las que se inmola el verdadero Cordero,

cuya sangre consagra las puertas de los fieles.



Ésta es la noche

en que sacaste de Egipto

a los israelitas, nuestros padres,

y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.



Ésta es la noche

en que la columna de fuego

esclareció las tinieblas del pecado.



Ésta es la noche

en que, por toda la tierra,

los que confiesan su fe en Cristo

son arrancados de los vicios del mundo

y de la oscuridad del pecado,

son restituidos a la gracia

y son agregados a los santos.



Ésta es la noche

en que, rotas las cadenas de la muerte,

Cristo asciende victorioso del abismo.

¿De qué nos serviría haber nacido

si no hubiéramos sido rescatados?



¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!

¡Qué incomparable ternura y caridad!

¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!



Necesario fue el pecado de Adán,

que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!



¡Qué noche tan dichosa!

Sólo ella conoció el momento

en que Cristo resucitó de entre los muertos.



Ésta es la noche

de la que estaba escrito:

«Será la noche clara como el día,

la noche iluminada por mí gozo.»



Y así, esta noche santa

ahuyenta los pecados,

lava las culpas,

devuelve la inocencia a los caídos,

la alegría a los tristes,

expulsa el odio,

trae la concordia,

doblega a los poderosos.



En esta noche de gracia,

acepta, Padre santo,

este sacrificio vespertino de alabanza

que la santa Iglesia te ofrece

por rnedio de sus ministros

en la solemne ofrenda de este cirio,

hecho con cera de abejas.



Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,

ardiendo en llama viva para gloria de Dios.

Y aunque distribuye su luz,

no mengua al repartirla,

porque se alimenta de esta cera fundida,

que elaboró la abeja fecunda

para hacer esta lámpara preciosa.



¡Que noche tan dichosa

en que se une el cielo con la tierra,

lo humano y lo divino!



Te rogarnos, Señor, que este cirio,

consagrado a tu nombre,

arda sin apagarse

para destruir la oscuridad de esta noche,

y, como ofrenda agradable,

se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,

ese lucero que no conoce ocaso

y es Cristo, tu Hijo resucitado,

que, al salir del sepulcro,

brilla sereno para el linaje humano,

y vive y reina glorioso

por los siglos de los siglos.

Amén.

lunes, 2 de abril de 2012

CELEBRACIÓN DEL

DOMINGO DE RAMOS

Hermanos: Ya desde el principio de Cuaresma nos venimos preparando para la celebración de la Noche Santa de la Pascua. Hoy nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección de Jesucristo, misterios que empezaron con la solemne entrada del Señor en Jerusalén.

Por ello, recordando con fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañaremos con nuestros cantos, para que participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección.


Lector:

Como Jerusalén con su traje festivo,

vestida de palmeras, coronada de olivos,

viene la cristiandad en son de romería

a inaugurar tu Pascua con himnos de alegría.

Todos: Bendito el que viene en nombre del Señor

Lector: Ibas como va el sol a un ocaso de gloria;

cantaban ya tu muerte al cantar tu victoria.

Pero Tú eres el Rey, el Señor, el Dios Fuerte,

la Vida que nace del fondo de la muerte.

Todos: Bendito el que viene en nombre del Señor

Lector: Tú, que amas a Israel y bencides sus cantos,

compadécete de nosotros, el pueblo de los santos;

Dios de toda bondad que acoges en tu seno

cuanto hay entre los hombres sencillamente bueno.

Todos: Bendito el que viene en nombre del Señor

Qué alegría cuando me dijeron:


vamos a la casa del Señor.


Ya están pisando nuestros pies,


tus umbrales, Jerusalén.


Jerusalén está fundada


como ciudad bien compacta.


Allá suben las tribus,


las tribus del Señor


Qué alegría cuando me dijeron:


vamos a la casa del Señor…


Desead la paz a Jerusalén;


vivan seguros los que te aman,


haya paz dentro de tus muros,


en tus palacios, seguridad.


Qué alegría cuando me dijeron:


vamos a la casa del Señor…


Por mis hermanos y compañeros


voy a decir: “la Paz contigo”.


Por la casa del Señor, nuestro Dios,


te deseo todo bien.


Qué alegría cuando me dijeron:


vamos a la casa del Señor…


Hermanos:

El Señor mismo nos ha precedido en esta sencilla procesión; nosotros hemos venido acompañando a Jesucristo hasta esta iglesia. Hemos imitado a aquella muchedumbre de hombres, mujeres y niños que le acompañaron desde Betania hasta el Templo de Jerusalén. Nosotros, como ellos, le hemos aclamado –cantando y enarbolando los ramos de laurel- como Mesías, Rey, Redentor, nuestro Salvador, Hijo del Altísimo.

Aunque Él entró en Jerusalén a lomos de una borriquilla, hemos sabido descubrir en ese gesto al Mesías profetizado por el profeta Zacarías: “No temas, hija de Sión, mira que viene tu Rey montado en un pollino de asna” (Za 9,9). El burro era entonces –y lo ha sido durante siglos- el animal de la gente sencilla y muy común en el campo, aunque ahora casi ha desaparecido. Esa fue la carroza que usó Jesús. Una carroza que, además, no era de su propiedad, sino que la había pedido prestada a un hombre cuya mayor riqueza que poseía eran la generosidad y disponibilidad.

Jesús ha querido venir así, porque no viene para ser coronado rey y señor al estilo humano. Viene, sí, a reinar; pero de un modo completamente nuevo y desconcertante: muriendo en una cruz, entregando su vida para la salvación de los hombres; de cada uno de nosotros, de todos.

Nos estamos adentrando en el núcleo central del Misterio de Jesucristo: su muerte y resurrección. La Semana Santa que iniciábamos en la Eucaristía de ayer es todo eso: la Cena que anticipa el Calvario, sacrificio por nosotros. Sacrificio es una de las palabras y realidades que peor prensa tiene hoy. La acción sacrificante, la cruz ha sido siempre la causa del rechazo al Crucificado, Señor de la gloria. Se nos insiste y propone una vida sin renuncias, en la que no haya mandatos ni normas, menos aún esfuerzo y abnegación. Se quiere la riqueza y la plenitud, el éxito que crea diferencias, que encumbra por encima; subir y escalar el cielo como derecho exigible, ser coronado por el halago o el poder. Este modo de razonar se nos presenta como atractivo y convincente. Es el viejo lenguaje de Satanás: ¡No tengáis miedo! ¡Comed tranquilamente de todos los árboles; el jardín en vosotros empieza y termina! ¡Sois origen y señores de vosotros mismos! (Génesis 3, 1-6) ¡No tienes que responder ante nadie de la suerte de tu prójimo! (Génesis 4, 9-10).

Esta es la tentación que, hoy con mayor virulencia, nos invade. Por eso se aparta la cruz de los espacios comunes, de los ámbitos de formación, incluso dentro del recinto familiar; por ello, cada vez menos niños saben santiguarse.

Sin embargo el domingo de Ramos nos dice que el gran “Sí” de la historia ha sido pronunciado por Dios a favor del hombre. Ese favor se halla en Jesús crucificado en el Calvario, acción no de posesión de la propia vida sino de entrega en obediencia filial a Dios y de amor sin fisura a cada uno de nosotros. Ofrenda anticipada en la Cena: su vida y persona entregada y desgastada para ser alimento de Vida plena, bebida de Salvación. Amor supremo que invita a amar así, a vivir así. Ese Amor que congrega, que nos ha congregado, es anticipo del Reino glorioso, que el Padre nos da, el Hijo lo implanta y el Espíritu Santo lo alienta.

Dentro de poco lo confesaremos y rezaremos.

Pero permitidme antes que os desee una feliz Semana Santa; acudamos a las celebraciones litúrgicas. Tal vez, no podamos traer gran cosa. Quizá sólo prestar un borriquillo, el asnillo de nuestro corazón contrito y humillado, la súplica del gozo de la salvación, el deseo de alcanzar más amor para con nuestros prójimos, el anhelo de la Luz de la Vida, del Agua que nos sana y purifica.

Que estos sean nuestros deseos más vivos; supliquémoslos por intercesión de María, Virgen de la Soledad, Virgen Dolorosa, refugio de pecadores, Nuestra Señora de la Paz.

Un momento de silencio breve

.- Rezo del Credo
.- Oración de los Fieles
.- Se terminan con el rezo del Padrenuestro



.- Canto: ¡Victoria! ¡Tú reinarás!


¡Oh Cruz! ¡Tú nos salvarás!


La gloria por los siglos


a Cristo libertador.


Su cruz nos lleve al cielo,


la tierra de promisión.


.- El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal + y nos conduzca a la vida eterna. Amén

sábado, 24 de marzo de 2012

HOJA 91

De la carta a los Hebreos


Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. (Hebreos 5, 7-9) Segunda Lectura

Del Evangelio según san Juan

En aquel tiempo entre los que habían venido a celebrar la Fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”. Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: “Ha llegado la hora en que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará. Ahora, mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si para esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu Nombre.” Entonces vino una voz del cielo: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”. La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno, otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: “Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.” Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir. (Juan 12, 20-33) Evangelio

¡Victoria! ¡Tú reinarás!

¡Oh Cruz, tú nos salvarás!

El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató.

De ti, madero santo, nos viene la redención.

Extiende por el mundo tu Reino de salvación. Oh cruz, fecunda fuente de vida y bendición.

Impere sobre el odio tu Reino de caridad.

Alcancen las naciones el gozo de la unidad.

Aumenta en nuestras almas tu Reino de santidad.

El río de la gracia apague la iniquidad.

La gloria por los siglos a Cristo libertador.

Su cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión.

¡Victoria! ¡Tú reinarás! ¡Oh Cruz, tú nos salvarás!



REFLEXIÓN

Denso, muy denso es este pasaje evangélico, como todos los relatos de su autor. Y no sólo denso sino también trata de varios puntos, muy importantes cada uno de ellos. Fijémonos en uno muy concreto. La metáfora de la sembradura que ha de ser enterrada para que surja la espiga granada no ha de entenderse en el sentido de las modernas ciencias naturales, sino desde la antigua concepción judía, en la que desde época temprana constituye una imagen para la fe en la resurrección. Para el hombre antiguo el proceso de la siembra y la nueva planta no era un simple proceso natural, sino algo maravilloso; sucede sin que él sepa cómo. Este símil en boca de Jesús manifiesta que él ha de morir, si quiere “llevar fruto”, si ha de tener éxito; pero también que esa muerte será fecunda. La muerte de Jesús es la muerte de la que procede todo “fruto”. De ahí que se designe como una muerte salvadora, como una muerte de la que brota la vida imperecedera, la eterna.

De ahí que se invite y se pida a todo discípulo asociar su vida a esa dinámica. Éste ha de tener aquella actitud fundamental, que es la de quien se confía por completo y sin reservas a la acción y voluntad de Dios. Para una persona así –tal ha de ser el seguidor y discípulo de Jesús-, tanto la ganancia como la pérdida se convierten en fuente de vida. “El que ama su vida” significa, aquí, el que sólo se ama a sí mismo y a su exclusiva seguridad. Por el contrario “el que odia su vida en este mundo” describe una peculiar situación existencial dominada y oprimida por la muerte; en este mundo todo termina en el muerte. Por ello, amar la vida en este mundo equivaldría, en realidad, a amar la muerte y apostar por lo mismo y, de antemano, a la carta falsa. Nadie ha dicho estas cosas con tanta claridad como Jesús. Además nadie ha sabido como Él de lo que hablaba. La hondura de estos dichos, como su propia vida, es inconmensurable. Tal vez se haya acercado un poquito Antonio Machado cuando escribió estos versos: Moneda que está en la mano / quizá se deba guardar; / la monedita del alma / se pierde si no se da.

RELATO

Hijo mío, este mundo es un mundo de signos. Necesitamos descifrar la escritura secreta. Es bueno que descubras en todo momento y que admires la belleza del mundo y que te acuerdes del acto creador. Pero a partir de un cierto instante esto no basta. Hace falta poner este esplendor en su contexto total, en su contexto relacional, a la vez doloroso y misterioso. Si has percibido que el misterio del universo lo sostiene el Amor sin límites, pero un amor inmolado por nosotros, no podrás ver las cosas como se te presentaban antes. La belleza “natural” se borra ante la visión del sacrificio del amor. Ves el sol. Piensa en el que es la Luz del mundo, velado por las tinieblas. Ves los árboles y las ramas que cada primavera reverdecen. Piensa en Aquel que, suspendido en un madero, atrae todo hacia sí. Ves las piedras y las rocas. Piensa en la piedra que, en un jardín, obstruía la entrada de un sepulcro. Fue movida y, desde entonces, la puerta de esta tumba no se ha vuelto a cerrar. Ves las ovejas y los corderos. Inocentes se dejan conducir al matadero y no abren la boca. Piensa en Aquel que, de manera única, ha querido ser el Cordero de Dios. Admiras las manchas que enrojecen la blancura de algunos pétalos. Piensa en la sangre preciosa que brotó de la pureza absoluta. Y es que tu entorno es un susurro del Amor sin límites. (Un monje de la Iglesia de Oriente)

CONFESIONES

JUEVES

18,00 ALMENARA Y VALVERDON

19,00 SANTIZ Y ZAMAYON

20,00 PALACIOS

VIERNES

17,45 EL ARCO Y SAN PELAYO

18,3O TORRESMENUDAS

19,30 ALDEARRODRIGO


¿CUÁNTAS COSAS SON NECESARIAS PARA CONFESARSE BIEN?



1.- Examen de conciencia: Es recordar todos los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.

2.- Dolor de los pecados o arrepentimiento: Es un rechazo claro y decidido del pecado cometido pensando en el amor que Dios nos tiene.

3.- Propósito de enmienda: Es la firme resolución de no volver a pecar, estando dispuestos a poner los medios necesarios para evitar el pecado.

4.- Decir los pecados al confesor: Debemos confesar todos los pecados mortales y conviene decir también los veniales Se han de confesar con humildad y sencillez, manifestando los ciertos como ciertos y los dudosos como dudosos.

5.- Cumplir la penitencia: Es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que nos mande el confesor.

`SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION PENITENCIAL'


Para sentir la Pascua, hay que tener corazón de Pascua. Y para tener corazón de Pascua, hay que convertirse y despojarse de lo viejo, hay que comenzar a vivir con sentimientos, con amor y con corazón nuevos. Nadie llega a la cima de la montaña, si antes no ha dejado gotas de sudor o de sangre en las laderas; si no ha vencido la pereza, la comodidad y el miedo, movido por la ilusión y la fuerza de un nuevo aire de libertad.

Celebrar la renovación penitencial en Pascua, es cargar de nuevo con la mochila de la vida, apretada de pequeñas o grandes miserias, y decidirse a subir, dejando en el camino lo que inútilmente nos pesa, para correr en libertad hacia el encuentro de la cumbre, sabiendo que allí nos esperan los brazos abiertos del amor infinito del padre.

Vivir la penitencia en este tramo final de la cuaresma, es agarrarse más fuerte a la mano de los demás y, en solidaridad eclesial, ayudarse a luchar contra el pecado y convertirse, para consentir en corazón nuevo la alegría de la nueva Pascua y la nueva luz. Celebrar la reconciliación en Semana Santa es atreverse a romper las cadenas de la des-reconciliación, el odio, la guerra y la injusticia, y gritar en publicidad y signos reales, nuestra fe en la reconciliación que viene de Cristo y que, rompiendo el círculo infernal de la venganza o la unilateral exigencia, se torna en perdón abundante, para una nueva vida reconciliada.

— Encuentro interpersonal: la reconciliación con Dios y con la Iglesia se expresa por el encuentro entre el penitente y el presbítero (confesor), con los actos que conlleva de presencia, acogida, diálogo desde la profundidad, ayuda y consuelo, alegría del perdón o absolución. Es como una prolongación sacramental del encuentro del «hijo pródigo», que vuelve y es acogido por el Padre.

— El espacio de penitencia: es aquel tiempo que precede, y mejor sería que se situara entre la confesión y la absolución, en vistas a significar la separación que se ha producido por el pecado, y la necesidad de recorrer un camino de conversión para la readmisión a la comunión eclesial. Es el tiempo dedicado a la autentificación y profundización de la conversión, por obras y gestos, en la vida real.

— La confesión oral: es la expresión por palabras de la realidad del pecado y de la sinceridad de la conversión, en un gesto humilde, que nos hace reconocer nuestra verdad y nuestra esperanza. Se trata, además, de una verdadera participación litúrgica, constitutiva del mismo signo sacramental, pues si no se da (de una u otra forma) no hay sacramento pleno.

— La satisfacción de obras: es la manifestación, tanto de la verdad y realismo de la conversión y perdón, cuanto de la necesidad de continuación en la lucha contra el pecado en la vida. No se trata de un «precio por el pecado», sino de la expresión de un compromiso, que se hace realidad en la reparación, la justicia, la oración, la caridad, la reconciliación concreta con el hermano.

En conclusión, este signo, de variedad expresiva original, tiene su punto de concentración en la confesión del penitente y la absolución del ministro. Pero todos los elementos contribuyen a la verdad significante, y de forma especial la presencia de la comunidad, y la separación-reintegración de la misma.



HOJA 99

En aquellos días Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos to...